Pocos días antes de que medio país se fuera de vacaciones de verano, una noticia sacudía el mercado inmobiliario: el empresario Trinitario Casanova había logrado convencer a Wanda para negociar en exclusiva la compra del Edificio España, el rascacielos que el holding del multimillonario chino Wang Jianlin había adquirido al Santander apenas dos años antes. Se abría entonces un periodo de tres meses para culminar la operación, un plazo que se ha multiplicado por tres. Y la historia promete escribir nuevos capítulos.
El principio de acuerdo alcanzado entre las dos partes a comienzos de julio, y anunciado diez días después, establecía un periodo de negociación para determinar las condiciones de la operación. Aunque el precio estaba fijado de antemano: 272 millones de euros. La fecha límite era el 15 de octubre y, en concepto de garantía, Casanova depositó un millón de euros. Eso sí, retornable si las conversaciones concluían sin éxito.
Cumplido el plazo, las negociaciones entre Baraka, el holding del empresario murciano, y Wanda no se habían roto pero tampoco habían finalizado con éxito, por lo que se acordó extenderlo diez días más.
Pero no hubo suerte. El hecho de que Wanda no tenga ninguna prisa por vender hace que el proceso cobre tintes altamente peculiares. Quizá por eso, pasado el 24 de octubre, que se había dado como nueva fecha límite para cerrar el acuerdo, Wanda y Baraka optaron por extender nuevamente el plazo pero, en esta ocasión, sin fijar un horizonte determinado.
Los papeles no llegan a tiempo
La transacción comenzaba a atragantársele a Casanova, quien apenas diez días antes de que venciera el primero de los plazos, había manifestado que la compra del Edificio España estaba a punto de cerrarse, hasta el punto de que llegó a avanzar que las obras para la remodelación del inmueble (que albergaría un lujoso hotel y una amplia zona comercial) podrían iniciarse en las primeras semanas de 2017.
Quitar presión resultó ser mano de santo. El pasado 3 de noviembre, Baraka y Wanda alcanzaban al fin el ansiado acuerdo, cuya firma vino acompañada por un pago de cinco millones de euros por parte de Casanova. Simplemente restaba el trámite de informar a las autoridades de Hong Kong, donde está domiciliada la filial hotelera del holding chino, con el correspondiente folleto.
En este punto llegó el enésimo retraso. El plazo para la presentación de los documentos finalizaba el pasado 25 de noviembre pero Wanda no disponía de toda la documentación, por lo que se vio obligado a solicitar una prórroga.
Levantar 250 millones en tiempo récord
La medida de gracias del supervisor de Hong Kong vencía precisamente este viernes. Los papeles llegaron justo a tiempo. El siguiente paso será proceder a su correspondiente registro notarial, lo que deberá ir acompañado de un nuevo desembolso por parte de Baraka: en esta ocasión, 14 millones de euros.
De este modo, el Edificio España sigue a día de hoy siendo propiedad de Wanda, por lo que las previsiones de empezar las obras a comienzos de año saltan por los aires. Ahora, el reto para Casanova es que los trabajos empiecen en algún momento. Para ello deberá poner encima de la mesa 266 millones de euros, resultantes de restar a los 272 millones en que se fijó el precio del inmueble los cinco que ha adelantado según han avanzado los trámites.
La operación no está cerrada. Ha culminado el acuerdo, no sin ímprobos esfuerzos. A partir de ahora, la pelota está únicamente en el tejado de Baraka. De su capacidad para levantar el dinero dependerá que este peculiar embarazo tenga un final feliz.