El Banco de España afirmó que el préstamo de 4.465 millones que Rodrigo Rato solicitó en 2010 al FROB para dar lugar al germen de Bankia era más que suficiente para sanear Caja Madrid y para cubrir las pérdidas de más de 2.000 millones que le auguró en los siguientes dos años.
Así consta en una carta remitida a Rato el 16 de diciembre de ese año por el entonces director general de supervisión del Banco de España, a la que hoy ha tenido acceso Efe, en la que se analiza el informe de inspección sobre los estados financieros de Caja Madrid entre el 31 de marzo de 2009 y el 30 de septiembre de 2010.
Dicho informe de inspección, conocido ayer y fechado el 3 de diciembre de 2010, nunca fue enviado a Rato sino que pasó a la Comisión Ejecutiva del Banco de España, la cual llegó a la conclusión de que la ayuda solicitada por el nuevo grupo serviría para sanear Caja Madrid y cubrir futuras pérdidas.
Unos "números rojos" menores que los previstos por los propios inspectores, que calculaban que Caja Madrid podría llegar a perder en dos años casi 5.000 millones por el riesgo que tenían todos los créditos concedidos durante la etapa de Miguel Blesa como presidente de la entidad, 3.020 de los cuales ya eran los "acreditados más problemáticos o con mayor probabilidad de manifestarse".
Es precisamente esta última cifra la que baraja la carta del supervisor tras las conclusiones de la inspección que, a partir de noviembre de 2009 se centró en los créditos promotores y en la cartera de hipotecas a particulares.
El director general de supervisión traslada a Rato que de los 4.465 millones solicitados al FROB para la fusión de las siete cajas que dieron lugar a Bankia, 2.530 millones irían a parar a Caja Madrid por su peso en el nuevo grupo.
Absorbe todos los deterioros pendientes
Ello permitiría "realizar unos saneamientos brutos de 3.613 millones", una cifra que "absorbe tanto los deterioros pendientes" como la "pérdida esperada de 2.641" en dos años evaluada en el plan de integración de las cajas.
La misiva recoge muchos de las deficiencias a las que aludía el informe para constatar la necesidad de reclasificar como activos dudosos 1.297 millones de euros y como subestándar -es decir, con riesgo de impago- otros 1.425 millones, lo cual implicaba realizar un saneamiento adicional de 577 millones para cubrirlos.
Durante 2010, prosigue, Caja Madrid realizó parte de estos ajustes, quedando pendiente a 30 de septiembre de 2010 contabilizar 223 millones de reclasificaciones como dudosos, otros 225 millones a subestándar y constituir 110 millones de fondos de insolvencias.
Recuerda también que en la inspección se concluyó que el 70 % de la cartera refinanciada tuvo su origen entre los años 2005 y 2007, donde se concentran "debilidades de concesión", con unas ratios de morosidad tanto en la red de agentes colaboradores (canal Apis) como de Mapfre, que representaban el 30 % y el 16 %, respectivamente.
Esto multiplicaba por seis y por dos la de las oficinas, que era de un 2,9 % en junio de 2010.
Créditos hipotecarios particulares
En el total de créditos hipotecarios a particulares, la morosidad ascendía al 4,6 %, muy por debajo del 7,6 % registrado en junio de 2009, cifra que superaba holgadamente la media del sector de bancos y cajas, situada en el 2,7 % y 2,3 %, respectivamente.
Un diferencial, añade la carta, que es consecuencia "de la agresiva política comercial de la caja durante 2004 a 2006", mucho antes de que Rato tomara las riendas de la entidad en enero de 2010.
Aún así, el Banco de España pidió a Caja Madrid prudencia en las operaciones crediticias, especialmente en las refinanciaciones, que deberían concretarse en "acuerdos que reduzcan significativamente la incertidumbre respecto al recobro".
Asimismo, le instó a "mantener un continuo seguimiento y evaluación" del riesgo de la cartera hipotecaria, vigilando que se cumplían los "mejores estándares" a la hora de conceder los préstamos.
Por último, debía cumplir el requisito de independencia de las sociedades de tasación, que la efectuaba Tasamadrid, que pertenecía al grupo de la caja.