El próximo lunes 6 de mayo Santander se reunirá con los principales sindicatos para comenzar a hablar sobre el futuro expediente de regulación de empleo (ERE) que pondrá en marcha la entidad, que según ha podido saber Vozpópuli se situaría en el entorno de los 3.000 trabajadores.
CaixaBank, por el contrario, afronta ya la recta final de las negociaciones de su correspondiente ERE, en el que se resolverán más de 2.100 puestos de trabajos.
Un ERE nunca es buena noticia en una empresa, pero en el caso de la banca, al despido se suma la pérdida de los beneficios financieros que tienen los empleados que trabajan allí, como hipotecas a un tipo más beneficioso o préstamos personales a un interés muy bajo.
Este punto, del que poco se habla en las negociaciones, es fundamental para los trabajadores, ya que de las conversaciones en la mesa depende el futuro de muchas hipotecas.
¿Cómo ha sido hasta ahora?
En el caso de Santander, en los anteriores expedientes, la situación se ha saldado de diferente forma para cada hipotecado. Así, en cuanto a las prejubilaciones, el banco decidió mantener las condiciones de empleados.
No ocurrió lo mismo en el caso de las salidas forzosas. Para esas bajas, la entidad pactó la posibilidad de volver a renovar la hipoteca con Santander pero con unas condiciones diferentes. Con el euribor y una rebaja de entre 0,20 y el 0,40%, dependiendo de cada sucursal y el tipo de cliente e hipoteca.
CaixaBank, por el contrario, en las últimas negociaciones siempre ha mantenido las condiciones de los préstamos hipotecarios, pero pierden las condiciones especiales en préstamos personales. El banco afrece dos opciones: la amortización o renovar con condiciones de clientes. Fuentes financieras consultadas explican a Vozpópuli que en estos casos, la mayoría de los empleados siempre opta por amortizar los créditos con el dinero recibido del ERE.
Fuentes sindicales consultadas explican que en la negociación actual aún no se ha hablado de estos requisitos, pero advierten de que es muy importante intentar mantener las condiciones de las hipotecas, porque si se cambian (se incrementa la cuota) y es más difícil que la gente pueda marchar.