Economía

El consejero Mas-Colell comunica a Mas que no cuente con él para seguir pilotando la política económica de la Generalitat

A CiU no va a salirle gratis el fiasco electoral cosechado por Artur Mas en las urnas. Su equipo de confianza ha empezado a desmoronarse y una pieza fundamental en el engranaje de la Generalitat, como es el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, ya ha comunicado que no desea continuar en el cargo, una actitud que fuentes nacionalistas no consideran definitiva.

Andreu Mas-Colell llegó a la Generalitat a finales de 2010 cuando Artur Mas se impuso como prioridad superar el caos que había dejado el tripartito de José Montilla en las arcas autonómicas. Desde entonces, tiene fe ciega en él. Le fichó para que pilotara el área económica de la Generalitat con la certeza de que iba a ser una brillante tarjeta de visita para el mundo financiero y empresarial por su prestigio académico. Él fue quien gestionó en primera persona el ajuste de 7.000 millones de euros que Cataluña encajó en la legislatura recién fenecida y también quien negoció con Cristóbal Montoro el primer rescate a esta comunidad autónoma, gracias al cual ha podido cubrir sus vencimientos de deuda. También mantiene una excelente relación con el ministro Luis de Guindos. De hecho, en el Gobierno se teme que caiga uno de sus principales interlocutores en el Gabinete catalán, con el que mejor se llevaba y con el que podía hablar en el mismo lenguaje.

Mas-Colell comenta que está cansado, pero en su círculo de confianza se dice que está quemado por los recortes que hizo en la anterior legislatura y por la contestación interna que despierta en Convergencia i Unió

La tentación de Mas-Colell de tirar la toalla pesa más, de momento, que la intención de Artur Mas de retenerle en el nuevo Gobierno, a pesar de que está haciendo todo lo posible para convencerle de que siga en la cartera económica, según informan fuentes seguras de CiU. Pero Mas-Colell está cansado, así lo confiesa en privado, y hay quien añade que, más que cansado, lo que está es quemado. Harto de las tensiones que ha tenido que soportar al meter la tijera en áreas tan sensibles como la sanidad y la educación y desencantado con algunas voces del nacionalismo moderado que le consideran un buen teórico, pero un pésimo gestor. Y eso que buena parte de los ajustes de gasto intentó hacerlos por consenso y sin provocar más ruido del que es inevitable cuando hay despidos en el sector público, se rebajan sueldos o se amplían horarios. Para sus forofos, Mas-Collel siempre jugó con la osadía de presentar estos recortes como un aceite de ricino impuesto desde Madrid. En cambio, sus detractores, instalados en el sector de CiU menos radicalizado, le reprochan su fracaso en el salvamento de Spanair y también que Eurovegas se le escapara de las manos, viajes a Estados Unidos mediante, sin olvidar que Cataluña carga también con el lastre de convivir con el bono basura. En su debe también se coloca la escasa agilidad con la que elabora los presupuestos y, pese a su autoridad académica, el pobre peso que sigue teniendo en Bruselas, campo de juego imprescindible para una economía como la catalana.

Spanair, Eurovegas, el bono basura...Todos estos episodios se colocan en el debe del consejero de Economía, al que Artur Mas intenta convencer para que repita y no tire la toalla

La actitud final de Mas-Colell, añaden fuentes nacionalistas, tal vez se vea condicionada por el tipo de alianza que hile Artur Mas para la formación de Gobierno. No es lo mismo empujar los nuevos ajustes que se avecinan gobernando sobre el alambre que hacerlo con el apoyo interno o externo de ERC o, en último extremo, de los socialistas.

Nada se sabe con certeza de posibles sucesores en la cartera económica, aunque en CiU se recuerda que el primer candidato en el que pensó Mas para esta tarea fue Heribert Padrol, ex diputado, ex delegado de la Agencia Tributaria en Cataluña, fiscalista a sueldo del despacho Gomez-Acebo&Pombo y miembro del Consejo Asesor de la Generalitat para la Reactivación Económica y el Crecimiento. Este foro lo integra también el presidente de Abertis, Salvador Alemany, otra de las personas que concitaron la atención de Mas cuando compuso su primer Gobierno y empezó a buscar a alguien con crédito que arreglara los platos rotos por Antoni Castells.

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