Gregorio Izquierdo (Madrid, 1969) es director de Economía de la patronal de empresarios, CEOE, y director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), desde donde lidera el análisis de la economía española y lanza propuestas de mejora para el país.
Preocupado por los actuales rebrotes de coronavirus, el que fue presidente del Instituto Nacional de Estadística durante siete años recalca en una entrevista con Vozpópuli que es fundamental que el Estado siga apoyando al tejido productivo para evitar la quiebra de empresas.
Pregunta. Ante la reciente evolución de la economía y de la pandemia, ¿habéis empeorado vuestras previsiones económicas?
Respuesta. La pandemia está evolucionando peor de lo previsto y esto genera incertidumbre, incide muy negativamente sobre todo en el turismo y, de mantenerse en el tiempo, podría empeorar las previsiones planteadas. De momento, lo que hemos conocido es compatible con el intervalo de previsiones que hemos barajado la mayoría de analistas.
De hecho, los indicadores que se van a conocer del tercer trimestre van a reflejar signos positivos en comparación con el hundimiento del segundo trimestre. Por ejemplo, el consumo energético, es mucho menos desfavorable. La clave está en que la recuperación o el escenario de recuperación que está implícito en los escenarios se pueda mantener en el tiempo y no volvamos a lo que ocurrió en el segundo trimestre.
P. Si no se controlan los rebrotes y se recurre a nuevos episodios de confinamiento, ¿podrá aguantarlo la economía?
R. El problema es que los efectos de las crisis en las empresas no son lineales, son acumulativos. No creo que se repita una situación como la de abril porque la experiencia sirve para evitar volver a incurrir en los errores cometidos entonces, y ahora los costes en economía y empleo serían aun mayores, por eso no podemos permitirnos un nuevo confinamiento.
Son necesarias soluciones alternativas como las que se hacen en otros países: test masivos, rastreo, distanciamiento social, etc. El confinamiento no sería la mejor solución. Lo que sí está visto es que las restricciones a la movilidad y la actividad fueron mucho más intensas en España que en otros países y por eso la caída del PIB español ha sido la más intensa de Europa.
P. ¿Es también una solución que todas las empresas en las que pueda haber teletrabajo opten por esta vía?
R. El teletrabajo ha sido un gran activo que ha beneficiado a trabajadores y empresarios. La cuestión es que, dado que precisamente ha funcionado razonablemente bien en la pandemia, habría qe hacer una regulación que lo favoreciera. La mejor manera de fomentarlo es dejando que sea opción voluntaria para trabajador y para empresa.
Debe regularse para favorecer la capacidad de adaptación de las empresas y no introduciendo nuevos costes, restricciones, sobrecargas... que ademas no tienen justificación en el entorno comparado de otros países, en los que el teletrabajo está yendo a más.
P. Otra reivindicación es la prórroga de los ERTE. El Gobierno ya ha avanzado que se alargarán en algunos sectores, ¿hasta cuándo se pueden seguir mantiendo estos sistemas que siguen incrementando el déficit público?
R. El déficit público es una cuestión que hay que cuidar pero sobre todo a largo plazo por la sostenibilidad de las finanzas publicas. A corto plazo no hay que preocuparse tanto, sobre todo si aumenta por medidas discrecionales extraordinarias que no se van a mantener en el tiempo para minimizar la pérdida del tejido productivo, como los ERTE.
Este déficit extraordinario de este año, coyuntural, no sería tan importante porque no comprometería la sostenibilidad a largo plazo, sino que contribuiría positivamente, ya que se conseguiría que la pérdida de tejido productivo fuera menor y en el futuro la capacidad de la economía será mejor.
Si por retirar antes los ERTE, se produce un efecto de destrucción de empresas y empleo, nos habremos equivocado"
Las medidas coyunturales de apoyo extraordinario al tejido productivo no nos tienen que preocupar tanto como las medidas estructurales. No hay que escatimar recursos. Si la crisis está incidiendo demasiado en el turismo, la hostelería, el transporte... pues los ERTE deben seguir mientras se mantenga esta situación.
P. El Gobierno ha adelantado que sólo se prorrogarán en algunos sectores, ¿hay riesgo de que algunos queden fuera?
R. Obviamente los sectores más afectados son los de proximidad o movilidad, como el turismo, transporte aéreo, hostelería… pero la crisis muestra la interrelación entre sectores. Otros pueden tener problemas significativos. Algunos no los tenemos presentes porque son menos visibles, por eso es importante no sólo tener en cuenta los sectores en los que operan sino la singularidad de las empresas afectadas.
No sólo debe mantenerse para los sectores más afectados, hay que mirar a las empresas, sobre todo las pymes, que son las que tienen más dificultades. Deben darse cuenta de la situación propia de cada empresa, además de los sectores en los que operan.
P. ¿Defenderá esta postura la CEOE en la reunión del 4 de septiembre?
R. La idea es que los ERTE se deben mantener para las empresas que tengan dificultades, al menos hasta diciembre, tal y como planteó CEOE desde el principio en el diálogo social. La clave es que si hay alguna partida en la que no hay que ahorrar es aquella que evite la destrucción del tejido empresarial. Si hay que hacer un esfuerzo presupuestario, que se haga en otro ámbito. No se debe ahorrar en esas partidas porque, si se hace y se destruyen empresas, se comprometerá la recaudación del futuro.
P. Ha dicho que no debemos preocuparnos por el aumento coyuntural del déficit, ¿la deuda pública tampoco debe ser preocupante?
R. El problema es que no corregimos el déficit cuando deberíamos haberlo hecho, hemos llegado a esta crisis con un déficit estructural importante, una deuda pública importante, y es obligado encauzar las finanzas publicas.
Hay una vía que no se ha explorado jamás que es la eficiencia del gasto y es lo que hay que hacer: reformas que aumenten el potencial de crecimiento de la economía española y eficiencia del gasto, es decir, ofrecer las mismas prestaciones con menos gasto y priorizar las partidas más importantes.
P. ¿Habrá que subir impuestos para aumentar la recaudación?
R. Creo que es evitable. En una situación de crisis tan acuciante como la que vive la economía española, cualquier subida de impuestos supondría retardar la recuperación. La única fórmula es la mejora de la eficiencia del gasto público.
Igual que las empresas van a buscar la eficiencia productiva, el sector público debe hacer lo mismo. Desde el IEE hemos elaborado un estudio que concluye que con un 14% menos de gasto podríamos prestar los mismos servicios públicos. Existe un margen de mejora ligado a la eficiencia que sería compatible con el crecimiento; los impuestos, sin embargo, hipotecarían la capacidad de crecimiento cuando tenemos una de las tasas de paro más alta de Europa y una de las economías sumergidas más alta también.
P. Si se reduce el gasto público un 14%, ¿de dónde se recortaría?
R. No es un recorte. Siempre se ha confundido la mejora de la eficiencia con el recorte del gasto público. Es dar mejores servicios mejorando la productividad, la eficiencia y la supervisión. No es que afecte a determinadas partidas.
Por ejemplo, con la digitalización de servicios se pueden gastar menos recursos; con la colaboración público-privada también, porque permite gestionar mejor los costes de subactividad y aprovechar las mejoras de gestión que se están produciendo en el sector privado para introducirlas en el ámbito público.
P. ¿Qué esperan entonces de los próximos Presupuestos? ¿Los conseguirá aprobar el Ejecutivo?
R. En los Presupuestos vamos a ver la mayor o menor sensibilidad del Gobierno con el tejido productivo. Es muy importante que esas cuentas prioricen la normalización económica, no es momento de programas, deben ser pragmáticos y priorizar la normalización económica por encima de las prioridades electorales o políticas por muy válidas que sean, porque así además van a ser susceptibles de tener más apoyos y ser aprobados.
Es importante también que vayan en línea con las recomendaciones de la Unión Europea, porque los recursos de reconstrucción europeos llevan condicionalidad, así que deben seguir las recomendaciones para España, como la de no revertir las reformas estructurales que han funcionado en el pasado.
El consenso para aprobar los Presupuestos podría ser un buen punto de partida, pero no va a ser fácil y va a obligar a un esfuerzo importante en su diseño. En la historia de España ha habido momentos de minorías parlamentarias que han obligado a ser más eficientes para obtener recursos, y se han obtenido resultados más satisfactorios que en momentos de mayorías.