El presidente de la CEOE, Juan Rosell, tiene toda la intención de firmar el principio de pacto salarial acordado con los sindicatos. Y eso que este miércoles le llovieron las críticas desde múltiples frentes, empezando por su propia casa. En el transcurso de la Junta Directiva de la confederación empresarial, un grupo nutrido encabezado por la patronal madrileña y algunas sectoriales como el metal cuestionaron la subida de sueldos planteada. El propio vicepresidente de la CEOE y presidente de CEIM, Juan Pablo Lázaro, se mostró bastante duro. Hasta el punto de que algunos de los críticos reclamaron que se pudiese someter a votación los incrementos salariales.
Sólo que en ese momento los miembros de la Junta comenzaron a batirse en retirada y salir de la sala. Todo con tal de no retratarse en una votación que es pública. Según relatan varios testigos, la salida fue tan ostentosa que al final sólo se quedó un pequeño grupo discutiendo con la presidencia en medio de un anfiteatro vacío.
Acto seguido, Rosell insistió en una rueda de prensa en que tenía un mandato para culminar las negociaciones en los términos anunciados. De poco importaba que el mismísimo Alvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica de Moncloa, censurase en público un día antes que los agentes sociales no tuviesen en cuenta la evolución de los costes laborales en Europa. O que la Comisión Europea en sus recomendaciones exigiese que España vinculase las alzas salariales a la productividad. Aunque todavía pendiente de la firma, el acuerdo contempla un incremento de las retribuciones de hasta el 1 por ciento en 2015 y de hasta el 1,5 por ciento en 2016.
"El Gobierno puede opinar lo que quiera porque ya somos mayorcitos. Solo faltaría que el Gobierno nos tuviera que recomendar si subir o no los salarios", sentenció el presidente de la patronal en relación al descontento exhibido en privado por varios destacados miembros del ala económica del Gobierno, quienes tienen muy claro que el país no se puede permitir alzas salariales al mismo nivel que el resto de Europa, máxime cuando todos esos recursos deberían dedicarse a la creación de empleo.
Desde la Comisión Europea a Álvaro Nadal pasando por el presidente de la patronal madrileña, muchos son los que critican la subida salarial pactada con los sindicatos
A pesar del rechazo mostrado, Rosell dio por bueno el acuerdo salarial sin votarlo. Y ello ha provocado que una parte se haya levantado en armas porque entiende que estas alzas salariales destrozarían sus cuentas de resultados en un entorno de baja inflación y, por lo tanto, escasa facturación. “Así va a ser muy difícil tener beneficios”, expresó este miércoles indignado un miembro de la organización sita en Diego de León.
Durante la Junta Directiva, diversos miembros de la CEOE manifestaron a la presidencia que un 2,5 por ciento de alza salarial en año y medio y con una cláusula de revisión es demasiado. Para comenzar, ese 2,5 se sitúa por encima de la inflación prevista en el periodo, justo cuando parecía que se había acabado con las subidas referenciadas a la inflación. “Los convenios ya firmados están en el 0,7 por ciento. Hasta un 1 por ciento es mucho porque te fuerza a poner el 1 en acuerdo sí o sí. Y para colmo esto obligará a renegociar muchos convenios al alza”, comenta una fuente patronal.
Varios integrantes de la Junta se quejaron, sobre todo, de que se recuperase la cláusula de revisión salarial ligada al IPC cuando ésta ya se daba por muerta. El mismo Rosell había defendido que ninguna empresa contemplaba en sus contratos una revisión a posteriori de los precios ofertados simplemente porque el IPC subía. "La queja de la mayoría no es tanto por el incremento como porque pueda ser revisable. Imagínate que el precio del petróleo vuelve por sus fueros", sostiene un asistente a la reunión.
El enfrentamiento alcanzó las mayores cotas de tensión cuando varios miembros de la Junta exigieron que se leyese en voz alta la redacción de la cláusula. Una demanda a la que Rosell se negó. En cualquier caso, el líder de la patronal proseguirá con las negociaciones incluso si la Junta desconoce cuál será la letra pequeña.
Garamendi respondió que se intentaría edulcorar y oscurecer la cláusula de revisión salarial de tal modo que quedase muy claro que no se aplicará
Ante las quejas, el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, contestó que se intentaría edulcorar y oscurecer la redacción de la cláusula de revisión salarial, de tal modo que quedase muy claro que no se aplicará. Semejante revuelta obliga a la cúpula de la patronal a revisitar en privado los términos del acuerdo y puede acabar dificultando una firma que se daba por hecha.
A este respecto, el presidente de la patronal declaró luego en la rueda de prensa que es normal que no haya unanimidad en el seno de la Confederación. Y añadió en un intento de relativizar la polémica sobre la cláusula de revisión vinculada al IPC: "No es una cláusula. Lo decimos muy alto, que quede claro. Ni CEOE ni Cepyme van a firmar una cláusula. Es una recomendación".
Otro inconveniente no menor es la excusa de que las empresas siempre pueden descolgarse. Para las grandes y medianas descolgarse supone traer el conflicto a la empresa, algo que no quieren ni de broma.
Los representantes patronales también han reprochado a Rosell que no se les fuese informando del contenido de un acuerdo que se les ha presentado como cerrado. Alguno incluso le acusó de tener componendas con el Gobierno en pleno periodo electoral.