Economía

La mayoría de las empresas pretende seguir subiendo precios ante las malas expectativas

La tregua que están dando los precios energéticos, también por el efecto de las medidas del Gobierno, disimula la fuerte subida que siguen registrando el resto de bienes y servicios incluidos en el IPC

  • Terrazas de Oviedo -

La tregua que están dando los precios energéticos disimula en el Índice de Precios de Consumo (IPC) la fuerte subida que siguen registrando el resto de bienes y servicios de la cesta de la compra. Así lo constata el hecho de que la inflación subyacente (la variación del IPC sin incluir la energía y los alimentos frescos) apenas se haya reducido dos décimas en septiembre y continúe por encima del 6%.

Este indicador, menos volátil que el IPC general, reflejas las expectativas de precios que tiene el mercado en general, tal y como explica a Vozpópuli Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas. "Es posible que la inflación se reduzca un poco en los próximos meses, pero creo que el proceso será lento y con un riesgo al alza. Hay una gran inercia, sobre todo de la inflación subyacente, que refleja las expectativas generales de todos los agentes", comenta.

La última encuesta realizada por el Banco de España (BdE) a las empresas entre el 5 y el 19 de septiembre confirma este hecho, con un crecimiento de seis puntos porcentuales en el porcentaje de empresas que esperan aumentar sus precios en los próximos 12 meses, hasta el 60% del total. En la encuesta anterior, realizada en mayo, estas expectativas de encarecer los productos se habían moderado, y aunque todavía no alcanzan los niveles récord de principios de año, han vuelto a repuntar.

Estas expectativas de los empresarios, que dirigen la inercia de la inflación subyacente, preocupa a los economistas. "El nivel alto en el que se mantiene la inflación subyacente es preocupante, ya que si durante el año pasado podíamos hablar de una inflación "importada" del exterior, el crecimiento de la subyacente demuestra cómo se ha ido trasladando durante todo este año al conjunto de bienes y servicios", comenta a este periódico José María Romero Vera, director del Área Económica e Internacional de Equipo Económico (Ee).

Raymond Torres también considera preocupante el lento descenso de la inflación subyacente por dos razones: por la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, que de momento han pactado subidas salariales muy inferiores a esta tasa (cerca de un 2,8%, según la última estadística de convenios colectivos) mientras se prevén incrementos adicionales de los tipos de interés por parte del BCE; y por la incertidumbre existente sobre la crisis energética y su posible influencia en la evolución de los precios.

Por tanto, si bien es cierto que el ritmo de incremento de la tasa de inflación ha comenzado a revertir en septiembre, en Equipo Económico prevén que este proceso sea paulatino, con una media anual del IPC subyacente del 5,6% en 2022 y 4,1% en 2023. En 2021 esta tasa media fue del 0,8% y hay que remontarse a 1995 para encontrar tasas de las magnitudes que ahora se barajan.

En la misma línea, el director de Análisis Macroeconómico y Financiero del Servicio de Estudios de Mapfre, Gonzalo de Cadenas-Santiago, comenta que a diferencia de la inflación general, la subyacente "tardará más" en desacelerarse, pues tiene una velocidad de corrección más lenta. En este sentido, "lo que es relevante es que no se acelere, porque esto llevaría a negociaciones de salarios y, en última instancia, a un desanclaje de las expectativas", es decir, el descontrol de la tendencia a un valor estable.

"El incremento de la inflación subyacente es reflejo de la falta de éxito de las políticas llevadas a cabo hasta el momento para anclar las expectativas de inflación. La lucha contra la inflación post pandemia requiere políticas monetarias, fiscales y reformas estructurales coherentes entre sí", añade Romero Vera.

Con todo, y pese a la "intensificación" de las expectativas de las empresas a seguir subiendo precios a lo largo del próximo año, el Banco de España aclara que "los incrementos actuales y previstos para los precios de venta siguen siendo inferiores a los percibidos en el coste de los consumos intermedios, lo que continuaría apuntando a una compresión de los márgenes empresariales".

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