El 2020 pasará a la Historia -con mayúsculas- como el año en que se desarrolló una nueva vacuna en apenas unos meses. Hoy en día, el tiempo es el valor más cotizado, y la tecnología ha avanzado hasta el punto de que podemos tener prácticamente cualquier cosa en menos de un día en casa pidiéndola por Internet. Quizá este factor nos haga olvidar el hito que la carrera para conseguir la vacuna frente al coronavirus ha supuesto para la humanidad.
Decenas de compañías repartidas por todo el mundo han puesto en marcha ensayos clínicas para probar vacunas y candidatos a tratamientos del coronavirus. Por el momento, el Remdesivir, de Gilead, es el único tratamiento aprobado en Europa contra este virus. En cuanto a las vacunas, la industria farmacéutica innovadora ha dado un paso al frente, del mismo modo que las instituciones públicas, principales financiadoras (han aportado más de 7.000 millones de euros).
La primera en conseguir una autorización de uso fue la vacuna de Pfizer BioNTech, que empezará a repartirse en España a partir del 27 de diciembre, según el Ministerio de Sanidad. Le sigue los pasos la desarrollada por Moderna, que será evaluada por la Comisión Europea el 6 de enero.
La Comisión Europea es el órgano que está liderando en el continente la compra de vacunas. Tiene contratos por el momento con AstraZeneca (300 millones de dosis y 100 más opcionales), Sanofi/GSK (300 millones), BioNTech/Pfizer (200 millones y 100 más opcionales), Janssen (200 millones y 200 más opcionales), Curevac (225 millones y 180 opcionales), Moderna (160 millones) y está en negociaciones con Novavax.
Hacia una nueva estrategia farmacéutica en España
La primera ola de coronavirus puso de manifiesto la dependencia española en la industria asiática para la importación de principios activos esenciales. Por ejemplo, el paracetamol, que no se produce en España. La industria farmacéutica innovadora (Farmaindustria) ha tendido su mano al Ejecutivo para colaborar en una Estrategia de reindustrialización que sitúe al farmacéutico como sector clave en el desarrollo económico nacional.
Lo cierto es que hay un consenso entre las fuerzas políticas en que se debe aumentar la inversión en el sistema sanitario, y que contar con un sector farmacéutico potente es clave. El Instituto Elcano ya señaló en un reciente informe que este sector es un polo de atracción de inversión y empleo de calidad, algo muy necesario en España de cara a los próximos años. Por cierto, España ha demostrado estar muy bien preparada para la realización de ensayos clínicos, siendo uno de los líderes mundiales en 2020 en esta materia.
El resurgir de la industria farmacéutica española
Este año también ha estado marcado por dos protagonistas españoles en el ámbito farmacéutico: Laboratorios Rovi y Pharmamar. Ambas han estado estrechamente ligadas a la pandemia de coronavirus. La compañía gallega Pharmamar lanzó en noviembre un test para identificar coronavirus y gripe, y se encuentra inmersa en el ensayo clínico en fase III de Aplidin, un posible antiviral contra la covid.
Además, la aprobación de la Agencia Americana del Medicamento (FDA) de lurbinectidina contra el cáncer de pulmón microcítico hizo que se disparase en Bolsa. De hecho, es el tercer valor más alcista del Ibex con una subida del 63 por ciento.
La autorización de emergencia de la FDA de la vacuna de Moderna y el adelanto de la Agencia Europea del Medicamento de su evaluación al 6 de enero son buenas noticias para Laboratorios Rovi, que firmó un acuerdo en julio para producirla en sus plantas españolas. En los resultados presentados por la compañía este año se recoge un crecimiento del beneficio neto del 119 por ciento. Además, su consejero delegado, Juan López-Belmonte, ha sido nombrado este año presidente de Farmaindustria, la patronal de la industria innovadora.
Fusión GSK y Pfizer
Este año también se ha hecho efectiva la fusión de GSK y Pfizer para la venta de medicamentos sin receta en España y Portugal, convirtiéndose en el principal productor de estos fármacos. Cuentan con conocidas marcas como 'Multicentrum', 'Sensodyne', 'Parodontax', 'Voltadol', 'Corega' y 'Rhinomer', entre otras.
Multa histórica para un laboratorio
No se puede cerrar este resumen del año sin mencionar la histórica multa que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha impuesto sobre Purdue Pharma. Se trata de la más alta de la historia. El laboratorio pagará 8.340 millones de dólares por los daños de su medicamento opiáceo adictivo OxyContin. También se ha acordado la disolución de la compañía y la reutilización de sus activos para beneficio del público.