ACS cae un 35% anual y cerró la semana pasada 14,17 euros, aunque durante la misma estuvo a punto de perder los 13. Es, junto a una deprimidísima Sacyr (-64%) y Repsol (-36%), la peor compañía del Ibex. La constructora cae por el proceso de ventas aceleradas que ha tenido que efectuar en sus participaciones de Iberdrola y Abertis, que transmiten una sensación de presión agónica por parte de los bancos acreedores. Pero, además, en mercado señalan que necesariamente le tienen que haber saltado los covenants (límites de riesgo establecidos al firmar un crédito. Cuando se sobrepasan, el acreedor exige al deudor que reponga garantías. A la nueva exigencia se le denomina margin call, un término de uso absolutamente frecuente hoy en día y no sólo por la famosa película) a su presidente, Florentino Pérez, que siempre ha presumido que las ampliaciones de su participación en la compañía las hacía apalancándose, como muestra de su confianza en la empresa.
Algo así está ocurriendo en muchas empresas españolas. La caída de cotizaciones está obligando a muchos accionistas que compraron a crédito a incrementar sus garantías, que en la mayor parte de casos eran las propias acciones. La duda es si consiguen reponer o si los bancos se ven obilgados a ejecutar. En la mayor parte de casos, hay un proceso de negociación, pero llega un momento en el que la entidad crediticia se ve obligada a tomar medidas.
El presidente de ACS tiene declarada en la CNMV una participación del 12,5%, aunque tiene una pequeña parte sindicada. Desde 2003 ha incrementado su peso en la compañía en más de un 100%, pasando del 5,02% a las cifras actuales, según datos obtenidos de las memorias de la compañía.
Por ejemplo, en el año 2006 elevó su peso en un 2,7%, con la cotización moviéndose entre los 19 y los 31 euros. ACS está, sin embargo, en su cota más baja desde 2004.
Fuentes de mercado indican que el presidente de la compañía tiene un importante nivel de covenants en el entorno de los 22-24 euros, cota que ACS mantuvo entre finales de noviembre y principios del pasado mes, defendida entre otras cosas por las compras de autocartera. A partir de ahí, el desplome ha sido estruendoso.
El hundimiento de ACS sólo es superado por Sacyr. Precisamente, los expertos destacan cómo en estas constructoras “están saltando los margin calls como si fueran puntos de sutura”.
En Sacyr, las ventas del ex presidente Luis del Rivero son continuas y son ya una cuestión personal, según comentan fuentes cercanas al murciano. Del Rivero fue cesado repentinamente tras retirarle su apoyo el actual presidente, Manuel Manrique, lo que permitió a Juan Abelló y Demetrio Carceller un cambio en la empresa destinado a reducir con urgencia el peso de la constructora en Repsol.
Del Rivero se sintió traicionado y ahora quiere deshacer su posición. Quien le conoce asegura que planea hacer saltar también las posiciones de Manrique, que también ha incrementado parte de su participación mediante el apalancamiento. El antiguo presidente, con otros negocios como la exportación de naranjas y pequeñas inversiones personales, parece estar disfrutando una venganza fría al ver cómo la cotización de la empresa ha caído un 75% desde que no está. Mientras ve cómo se desploma su antigua casa, ha reclamado una indemnización laboral.
El desplome bursátil ha hecho caer a muchos reyes del híper apalancamiento del pasado y los que quedan se sostienen como pueden. Será interesante comprobar el equilibrio de participaciones y la autocartera de ACS, actualmente en el 7,4%, en el futuro.