La OPV de AENA reportó ingresos de 4.000 millones de euros a las arcas del Estado pero, al mismo tiempo, ha sido un negocio redondo para un buen número de firmas de inversión, algunas directamente relacionadas con el proceso de salida a Bolsa. Una de ellas ha sido Lazard, la entidad que, junto a N+1, asesoró al Gobierno en la operación. Fondos del banco de inversión han disparado sus respectivas rentabilidades gracias a movimientos notablemente especulativos con las acciones del gestor aeroportuario, comprando y vendiendo títulos en un corto espacio de tiempo.
AENA ha sido uno de los valores estelares de los fondos de Lazard. Así se especifica en el último informe elaborado para los partícipes de estos productos, en los que se refleja que el comportamiento de los títulos del gestor aeroportuario español ha contribuido de forma notable al rendimiento positivo de los fondos.
“Las acciones de AENA, gestor aeroportuario español parcialmente controlado por el Estado, subieron con fuerza tras la OPV de la compañía debido a las proyecciones de crecimiento de capacidad y la recuperación económica”, apunta del informe para, a continuación, informar a los partícipes de que “hemos deshecho la posición porque el valor se aproximó a nuestro precio objetivo”.
La entidad no especifica cuál era ese precio pero, al cierre del primer trimestre al que se refiere el informe, las acciones de AENA cotizaban por encima de los 93 euros, es decir, algo más de un 60% por encima de la referencia de la OPV. En el peor de los casos, los fondos vendieron los títulos en el entorno de los 80 euros por acción, que supondría una revalorización del 38% en apenas dos o tres semanas.
Eso sí, el citado documento obvia el detalle de que Lazard fue uno de los asesores del Gobierno español para la privatización del gestor aeroportuario.
Desinversión antes del dividendo
Dado que el informe corresponde al primer trimestre del ejercicio y que AENA comenzó a cotizar el pasado 11 de febrero, cabe concluir que los fondos apenas mantuvieron durante un mes su posición en la compañía, una maniobra especulativa, impropia de un fondo como el Lazard World Dividend & Income Fund que, como su nombre indica, invierte en compañías rentables y que reparten dividendos.
AENA sí cumple la condición de empresa rentable pero, de momento, no la de compañía que remunera a sus accionistas, aunque es uno de sus objetivos prioritarios. De hecho, algunos de los inversores institucionales que han entrado en el capital en la OPV han sido atraídos por el futuro dividendo de la empresa, toda vez que en el parqué se da por hecho que será uno de los más destacados del mercado.
Sin embargo, Lazard ni siquiera ha esperado a conocer su cuantía. La maniobra de entrada en AENA ha superado todas las expectativas y sus responsables han decidido no esperar más para realizar beneficios.
En alianza con N+1, Lazard se impuso en el concurso público para prestar los servicios de asesoría financiera a Enaire, la sociedad matriz de AENA y que vendió el 49% del capital en el proceso de privatización. En principio, la operación iba a constar de dos fases: la venta de un 21% a un núcleo duro de inversores seleccionados por Enaire, y la salida a Bolsa del 28% restante.
Sin embargo, el elevado interés del mercado por comprar acciones de la compañía hizo que las ofertas de los tres componentes del núcleo duro elegidos por el Gobierno (Corporación Financiera Alba, Ferrovial y el fondo TCI), se quedaran por debajo del precio fijado para la OPV.
Otros casos similares
La decisión del Gobierno fue abandonar el esquema anterior, prescindir del núcleo duro y vender todas las acciones de las que iba a desprenderse a través de la salida a Bolsa. El tiempo ha demostrado que estas valoraciones fueron notablemente bajas y permitieron que muchas firmas de inversión lograran notables beneficios con compras y ventas de acciones en un muy corto periodo de tiempo.
Lazard no es la única firma relacionada con el proceso de privatización de AENA que ha actuado de esta forma. Morgan Stanley y Bank of America Merrill Lynch, que intervinieron en la OPV como entidades colocadoras también se movieron con celeridad para obtener un buen pellizco de la operación.