Uno de los primeros requisitos que exige el nacimiento de una empresa es su inscripción en el registro, para lo cual es necesario 'bautizarla'. La elección de un nombre o razón social adecuado no siempre es tarea sencilla, y en ocasiones, dedicarle el tiempo necesario a estudiar detenidamente la legislación supone evitar mayores quebraderos de cabeza después.
Son muchos los ejemplos de empresas inscritas con distintivos muy similares que en algún momento han acabado recurriendo a la justicia en un intento de resolver sus conflictos de competencias. El pasado febrero se conocía un capítulo más del que enfrenta a Reacciona y Acciona por el uso indebido de marca que la segunda hizo en una campaña publicitaria entre octubre de 2009 y febrero de 2010.
En este caso Acciona, registrada como proveedora de infraestructuras, energías renovables y agua, llevó a cabo una campaña de 15 millones de euros de inversión en la que utilizaba como slogan 'Re-Acciona', algo que la mencionada Reacciona, de servicios comerciales, jurídicos, inmobiliarios y financieros interpretó como 'uso indebido de marca'. "Nosotros lo teníamos registrado previamente y Acciona no obtuvo el permiso del registro -le fue denegada su petición tanto por la Oficina Española de Patentes y Marcas como por la OAMI, organismo europeo-, pese a lo cual llevó a cabo su campaña sin más. Al poner la demanda incluimos sólo a Acciona pero su respuesta fue que ambas empresas no se interferían en los respectivos servicios, ya que como tal Acciona no se dedicaba al mismo ámbito competencial. Sin embargo la propia jueza amplió de oficio la demanda a sus múltiples filiales, que sí son competencia directa, lo que echa por tierra su estrategia de defensa", declara Miguel Javaloyes, responsable del departamento jurídico de Reacciona.
En el caso de la campaña de Acciona, el nombre Re-Acciona se le concedía para los ámbitos de infraestructuras y energía, pero no para el resto, donde sí interfería con el Grupo Reacciona, principalmente a través de sus filiales. “De momento esperaremos al juicio, pero por ley (Ley 17/2001 de Marcas) está fijado que la multa por incumplir la negación del registro es del 1% de los ingresos que la empresa obtuvo”, señala Javaloyes.
Existen abundantes ejemplos
Sin embargo el conflicto entra las dos empresas citadas no es ni de lejos el único. El mismo ‘todopoderoso’ Apple ha mantenido sonoras polémicas por el registro de sus productos. El famoso iPhone ya tenía el nombre inscrito por Cisco como marca de un teléfono Wireless SIP, y más tarde su servicio iCloud también encontraba trabas; ya existía una empresa de Phoenix cuyo nombre era iCloud Communications que proveía servicios de VoIP. Tampoco su iPad se libra, ya que tal definición pertenecía a Proview Electronics y Apple lo compró con dudosa ética, por lo que la empresa asiática está envuelta en pleitos con el gigante del fallecido Steve Jobs.
Otro ejemplo más es el protagonizado por el gigante francés de la distribución Carrefour, que vio cómo en el mercado asiático le salía un competidor de nombre “Jialefú” y con un logo prácticamente idéntico. Tras la correspondiente demanda el ‘imitador’ chino cambió su nombre por el de Anhui Jiale Supermarket Chain.
Pero quizás el conflicto por el nombre de la marca más antiguo sea el protagonizado por el derecho de usar el registro de la cerveza Budweiser. El pleito enfrenta a las marcas Budweiser Bubvár (que elabora la checa Budejovicky Budvár) y American Bud (de la norteamericana Anheuser-Busch). Para más inri, los lemas publicitarios de ambas son “beer of kings” (cerveza de reyes) y “king of beers” (rey de las cervezas).
Con más de 40 pleitos existentes a lo largo de más de un siglo, el único acuerdo fue aquel al que llegaron en 1939 con el fin de distribuirse sus zonas de mercado. En Europa el nombre sería ‘Budweiser’ para la marca checa, mientras que en el resto del mundo tal reseña se reservaba para la marca estadounidense. Para rizar el rizo, en República Checa existe una tercera en discordia: 1795 Budweiser Pivovár, de mayor antigüedad y que tampoco ha escapado de los problemas judiciales en el país con su compatriota Budweiser Budvár. Con estos antecedentes parece evidente que la mejor opción es un amplio estudio de mercado y de marcas y patentes antes de lanzarse a bautizar los productos o negocios.