El mundo al revés está en las carreteras españolas, autopistas y autovías principalmente. A punto de arrancar 2014, hoy es posible encontrar los mismos precios en un trayecto de alta velocidad que en otro de autocar, y también viajar en la categoría Supra(Preferente) por el mismo coste que en la línea regular. Dos ejemplos disparatados cuya razón de ser está en la agresiva política de descuentos en el AVE anunciada por el Ministerio de Fomento hace un año. La política de ofertas por doquier ha logrado un récord de pasajeros el año pasado, pero también de pérdidas para Renfe Operadora.
La guerra de precios soterrada que han emprendido las transportistas no ha sido suficiente para contrarrestar la preferencia por la alta velocidad, siempre más rápida que el autocar. El AVE 'low-cost' está matando al bus, especialmente en los trayectos que coinciden con el tren. En el último año, la demanda en las relaciones Madrid-Valencia o Madrid-Alicante ha caído hasta el 25%, según datos no oficiales que manejan las patronales del sector. La capital y las dos ciudades levantinas están conectadas por AVE.
Algo similar ocurre con Sevilla, junto a Córdoba (y Madrid) la primera ciudad española con alta velocidad (1992). La tasa de viajeros por carretera entre Madrid y la capital andaluza se ha desplomado hasta casi el 20% interanual. La oferta de billetes baratos en la web de Renfe y la corta duración del viaje (dos horas) ha decantado la balanza del lado del tren. En cambio, la relación Madrid-Zaragoza-Barcelona resiste: la caída de viajeros en autocar apenas supera el 10%, un porcentaje esperanzador.
La conexión de Madrid con Valencia y Alicante ha perdido un 25% de clientes en un año, y Madrid-Sevilla un 20%
Los descuentos seguirán
En la patronal aclaran que la pérdida de viajeros es constante desde 2008, el año del inicio de la crisis. En noviembre de 2013, el transporte interurbano por autobús se hundía hasta un 9% en el caso de viajes de largo recorrido, según el INE de enero.
Paradójicamente, estos números beneficiarán al usuario tanto de tren como de bus: la ministra Ana Pastor aseguró recientemente que los descuentos en el AVE continuarán durante 2014, por lo que las firmas que operan en la carretera seguirán con precios competitivos, es decir, más baratos. El reverso: la cuenta de resultados de una entidad pública como Renfe (pérdidas de 200 millones de euros el último ejercicio según declaró en una entrevista el presidente Julio Gómez-Pomar). Y las subvenciones que Fomento da a las transportistas, cada vez más arruinadas.
La patronal Asintra incluso atisba el empeoramiento del futuro del autocar en su último boletín informativo: “La desviación en la demanda de transporte hacia el ferrocarril en que ha derivado la agresiva política de precios del operador Renfe explica en parte el deterioro de los servicios de autobús regular de larga distancia, comprometiendo su viabilidad económica y el equilibrio territorial en servicios de transporte”, denuncia un párrafo.
La patronal Asintra se alarma ante el “deterioro de los servicios de autobús regular de larga distancia.
El bus reina, pese al trasvase
También en una reunión de hace poco con representantes de Fomento, el presidente de Asintra, Rafael Barbadillo, avisó de que “la preocupante pérdida de pasajeros” estaba provocando un “trasvase de viajeros al tren, acentuado por la oferta de un gran número de plazas” por parte de Renfe “a precios similares a los del autobús”.
El autobús es y seguirá siendo el rey del transporte español. En 2013, a pesar de su peligroso declive, los autocares interurbanos trasladaron a 106 millones de pasajeros. Frente a eso, Renfe Operadora logró el mejor resultado de su historia con 25 millones de clientes el curso pasado. El final de la crisis no parece tan cercano para las familias españolas, así que todo apunta a que el autocar sobrevivirá. Pero en condiciones cada vez mucho peores.