La recta final de las obras de construcción de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina se va a caracterizar por una constante vigilancia por parte del cliente, el Gobierno saudí, al consorcio español que lleva a cabo los trabajos. Si hasta ahora el supervisor había sido el ministro de Transportes, el incisivo Mohammed Al-Muqbel, ahora se encargará de ello una comisión formada por varios departamentos del Ejecutivo con el fin, sobre todo, de vigilar el cumplimiento de los plazos.
La comisión será el organismo que sirva de nexo entre el consorcio y el Gobierno de Arabia Saudí, una relación que desde los inicios de las obras, a comienzos de 2012, ha contado con momentos de gran tensión debido, sobre todo, a los retrasos que se han ido acumulando y que el consorcio ha achacado a los trabajos previos realizados en la línea por empresas chinas y francesas.
La situación se complicó al extremo a finales del año pasado, cuando Al-Muqbel amenazó al consorcio español con la rescisión del contrato si proseguían los retrasos. El grupo de empresas reaccionó con celeridad, incrementó el ritmo de los trabajos y nombró a un nuevo consejero delegado, Santiago Ruiz, que suplió a Rafael Valero, del que el ministro saudí no tenía una buena opinión.
El escenario parecía haberse reconducido pero una nueva visita de Al-Muqbel, el pasado mes de mayo, volvió a destapar la caja de los truenos, hasta el punto de que el ministro saudí no sólo criticó el ritmo de algunas obras sino también su calidad. La visita se saldó con algunos subcontratistas expulsados y una nueva vuelta de tuerca a la tensa relación entre el consorcio y su cliente.
Ensayos clave
Actualmente, el consorcio está llevando a cabo los primeros ensayos sobre vías en uno de los tramos de la línea, que presenta un grado de avance notable. Pero las autoridades locales quieren para fin de año un ensayo a lo largo de prácticamente toda la línea, con todas las infraestructuras acabadas, incluyendo estaciones y talleres. Es una prueba irrenunciable y, para que salga adelante, debe estar todo finalizado.
De estas cuestiones se encargará la comisión interministerial que, de hecho, es la que ha comenzado a poner deberes al consorcio, entre los que se incluye la posibilidad de establecer turnos a lo largo de las 24 horas del día para asegurar que las obras se terminan a tiempo.
El plazo fijado para la puesta en funcionamiento del servicio es el de finales de 2016. Aún resta un tiempo considerable para la fecha pero también un buen número de problemas por resolver.
El principal contrato del proyecto de construcción de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina está valorado en algo más de 6.000 millones de euros. El consorcio Al-Shoula está integrado por 14 empresas, doce de ellas españolas. Entre ellas se encuentran las públicas Renfe, Adif e Ineco, además de Talgo, Cobra (ACS), Copasa, OHL, Dimetronic, y las consultoras Consultrans e Imathia.
Esta última se adjudicó el contrato para el diseño de una segunda línea de alta velocidad en Arabia Saudí.