Dentro de menos un mes, el 13 de agosto, se cierra el plazo para presentar ofertas sobre el material rodante, los sistemas y la operación de la línea Rio-São Paulo-Campinas, el primer tren de alta velocidad sudamericano. Una carrera en la que hay muchos gallos (España, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón, China y Corea) y en la que España trastabilló, cuando dos fabricantes presentes en el consorcio hispano, Talgo y CAF, confrontaron frontalmente. El litigio se resolvió con la salida de CAF a finales de mayo pasado tras seis meses arrojados por la borda. Pero CAF sigue presente en los planes de Fomento.
Según fuentes de Fomento, el ministerio que dirige Ana Pastor no ha descartado todavía que puedan ser "dos las ofertas, nucleadas cada una de ellas en torno a Talgo y CAF, y ambas con Ineco, Adif y Renfe como subcontratistas". Esta idea parte de la intención de CAF por presentarse, aun haciéndolo fuera del consorcio nacional, y del apoyo que el Gobierno quiere prestar a las empresas españolas. Se estima que el coste del proyecto oscila en torno a los 2.500 millones de euros.
El consorcio español integra a empresas públicas y privadas también presentes en el AVE de La Meca (Renfe, Adif, Ineco, Talgo, Cobra, Indra), a otras que no lo están (Elecnor, Abengoa) y a filiales de multinacionales (Siemens, Bombardier, Thales). España está en segunda línea porque tuvo que superar la citada pelea sostenida entre los dos grandes fabricantes pese al intento de Pastor por acercar posturas. Además, España solicitó a Brasil un mes de prórroga para presentar su oferta, según publicó la semana pasada El Economista. Las autoridades cariocas denegaron el retraso. Con todo, en el consorcio nadie da por segura la derrota. "Creemos que se decidirá todo en la recta final".
Cambio en los pliegos
Francia se sitúa ahora por delante, según confiesan con la boca pequeña miembros del consorcio español, especialmente tras un cambio reciente en el pliego de condiciones del concurso que beneficia a París y desplaza a Japón. El ganador se conocerá el 19 de septiembre. El bandazo carioca tiene que ver con la supresión de la previsión del coste de la infraestructura, trámite que beneficiaba a la oferta nipona, quedando tan solo como escollo el canon a pagar por los ofertantes del concurso del AVE brasileño.
El canon, es decir, el precio que pagarán los ganadores por operar, ha sido rebajado: de 24,80 euros por tren y kilómetro de alta velocidad se ha pasado a 22,9 euros. Teniendo en cuenta que Francia exporta sus trenes de dos pisos, los célebres dúplex (con el consiguiente aumento de pasajeros), y que la concesión durará 40 años, el consorcio galo, que encabeza la SNCF, estará en condiciones de pagar una tasa más elevada a Brasilia ante la previsión de ingresos por viajeros.