Hace algunas semanas que Santiago Ruiz renunció a su puesto de consejero delegado del consorcio español que construye la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina. Sin embargo, la marcha no se ha hecho oficial. Tanto es así que hace unos días el presidente de Ineco (una de las empresas públicas que forma parte del proyecto), Jesús Silva, aseguró que Ruiz continuaba en su puesto con plena normalidad. La paradójica situación se debe a que el Gobierno ha dejado en suspenso el cese del ejecutivo, al menos hasta que se celebren las elecciones. La ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, quiere evitar a toda costa cualquier polémica que pudiera saltar en plena campaña electoral. Y la indemnización que percibirá Ruiz podría ser una de ellas.
La decisión de dejar de contar con el ejecutivo está aprobada desde hace algunas semanas por el consejo de administración del consorcio Al-Shoula. La paciencia de Ruiz se había agotado ante los múltiples enfrentamientos entre los componentes de Al-Shoula que fue incapaz de sofocar. A partir de entonces, el ex de FCC comenzó a negociar su marcha del consorcio, que llevaba aparejada una indemnización pactada cuando se incorporó, a finales de 2014, a golpe de talonario.
Con los términos de la compensación prácticamente cerrados, el consejo de Al-Shoula acordó oficialmente la marcha de Ruiz. Pero no la ha hecho efectiva. De hecho, el presidente de Ineco dice la verdad cuando asegura que el consejero delegado del consorcio prosigue en su puesto. Aunque no tanto cuando dice que desarrolla su trabajo con plena normalidad.
En realidad, sus funciones están prácticamente delegadas en su segundo de a bordo, Álvaro Senador-Gómez, incorporado como jefe de operaciones del consorcio precisamente a petición de Santiago Ruiz. La presencia de éste en el proyecto es poco menos que testimonial. Pero su desvinculación aún no es definitiva. Depende de Fomento. Y Fomento la ha detenido, por ahora.
Prudencia en plena campaña
Fuentes conocedoras de la situación aseguran que la indemnización que percibirá Ruiz no es una cantidad excesivamente voluminosa, sobre todo si se compara con un cargo similar de cualquier gran empresa privada del sector (probablemente se sitúe por debajo del medio millón de euros). Sin embargo, no deja de ser una compensación que se realizará, en parte, con dinero público. Y, además, correspondiente a un proyecto que está dando de qué hablar por determinadas polémicas relacionadas con retrasos, sobrecostes y batallas entre empresas privadas unidas en un consorcio articulado desde el Gobierno.
Por ahora, no habrá más movimientos. La campaña electoral acaba de comenzar y la actividad en Arabia Saudí ha bajado a mínimos por el inicio del mes del Ramadán. Será el nuevo Gobierno el encargado de terminar de ejecutar la marcha de Ruiz y ver si se nombra un nuevo consejero delegado, cuyo principal cometido será tratar de cerrar las cuentas del consorcio de la mejor manera posible.
En estos momentos, uno de los principales problemas para el consorcio es el de los sobrecostes que no reconoce el cliente, la Organización Saudí de Ferrocarriles. La mayor parte de ellos están relacionados, según Al-Shoula, con los deficientes trabajos previos realizados por un grupo que aglutinaba empresas francesas, chinas y saudíes, y que los españoles han tenido que modificar en muchos casos.
Un problema de dinero, no de tiempo
Sin embargo, las autoridades saudíes no están dispuestas a admitir el pago de esos modificados. Y menos en la situación actual, cuando el Ejecutivo saudí ha puesto en marcha un nuevo plan destinado a paliar los efectos de la fuerte caída de los precios del petróleo (de cuyas ventas depende la práctica totalidad de la economía del país), que incluye notables ajustes presupuestarios.
Fruto precisamente de esta situación, el cliente está pagando con retraso algunas certificaciones de obra correspondientes al denominado "AVE de los peregrinos", una circunstancia que ha sido denunciada por el consorcio y que el Gobierno saudí se ha comprometido a resolver.
A cambio, dejará de meter prisa para culminar la obra cuanto antes y se ceñirá al último calendario acordado entre las partes, que preveía la culminación de la obra para finales de 2017 y su puesta en servicio para los primeros meses de 2018. Una circunstancia que ha sido vendida por el Gobierno español como un logro de más tiempo para culminar la obra.
Pero si de algo va bien el proyecto es precisamente de tiempo. El nuevo ministro saudí de Transportes, Suleiman Al-Hamdan, lo constató en su primera visita a las obras, que incluyó el viaje en uno de trenes que recorrerá el desierto, como parte de uno de los múltiples ensayos sobre raíles que se están llevando a cabo en los últimos meses.