La más que probable decisión del Ayuntamiento de Madrid de prorrogar un año más los contratos de recogida de residuos de la capital costará caro a la UTE Urbaser-Cespa, que el pasado mes de noviembre logró hacerse con la zona de la periferia, tras realizar una oferta con una baja superior al 10%. Las pérdidas calculadas por el contratista prácticamente se duplicarán debido a que el contrato se extenderá más de lo previsto. La cifra total se aceraría a los 50 millones de euros.
Antes de las elecciones, la idea del Consistorio, presidido entonces por Ana Botella, era proceder a licitar un gran contrato de recogida de residuos que volviera a unificar el servicio en el centro y la periferia de Madrid. La licitación estaría valorada en unos 1.000 millones de euros y el contrato se extendería probablemente por diez años.
Antes, tras el verano del año pasado, el Ayuntamiento licitó el contrato de la periferia, del que resultó adjudicatario la UTE Urbaser-Cespa con una oferta que llamó la atención por una notable baja superior al 10%.
La estrategia del contratista, diseñada por el presidente de ACS, Florentino Pérez, consistía en lograr la adjudicación por todos los medios posibles con el fin de incrementar sus posibilidades de éxito en la licitación prevista para finales de 2015. En principio, el contrato de la periferia tan sólo era por 13 meses, para dar tiempo a que venciera también el del centro y proceder a unificarlos, por lo que las más que seguras pérdidas que acarrearía debido a la oferta anormalmente baja serían en todo caso limitadas y, además, compartidas por las dos empresas componentes de la UTE.
Sin embargo, el cambio en el gobierno del Ayuntamiento ha hecho que la estrategia inicial del contratista haya saltado por los aires. El equipo de Manuela Carmena, nueva alcaldesa de Madrid, ya ha comunicado a las empresas su intención de prorrogar los contratos, una decisión que a las empresas no les gusta nada pero que el Consistorio madrileño puede tomar de forma unilateral.
Aunque las conversaciones entre las partes aún no han finalizado, todo apunta a que, finalmente, se ejecutará la prórroga, una circunstancia que no entraba en los planes de la contratista.
En los últimos tiempos, el servicio de recogida de residuos en Madrid ha estado rodeado de polémica. Las condiciones de las licitaciones del Ayuntamiento no han convencido a los potenciales contratistas, hasta el punto de que el gobierno municipal ha tenido que proceder en diversas ocasiones a prorrogar los contratos.
En este caso, el hecho de que Ahora Madrid lleve poco tiempo al frente del Ayuntamiento y de que estudie la posibilidad de modificar este tipo de servicios (hasta el punto, incluso, de llegar a recuperarlos y que vuelva a ser la Administración la que los preste) ha hecho que surjan muchas dudas en torno a este cuestión, lo que hace desaconsejable proceder a una licitación de tal magnitud.
En este caso, las consecuencias para las contratistas se traduce en un incremento de las pérdidas no esperado derivado también de una arriesgada estrategia que ha terminado por desembocar en un efecto perverso.