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El ‘barrio del AVE’ asfixia al Ayuntamiento de Zaragoza y la Diputación de Aragón con 400 M. de deuda

Zaragoza Alta Velocidad, la sociedad participada por las dos administraciones locales y el Ministerio de Fomento y destinada a transformar los terrenos de la capital aragonesa, es incapaz de colocar los suelos. La última subasta de parcelas, con la que pretendía ingresar algo más de 40 millones de euros, ha quedado desierta. Ayuntamiento y Diputación deben abonar más de 100 millones de euros hasta 2019.

  • La estación de Zaragoza-Delicias, una de las paradas del AVE a la frontera francesa

Los planes para transformar los suelos ferroviarios de la ciudad de Zaragoza, aprovechando la llegada de la alta velocidad a la capital aragonesa, están llevando prácticamente a la asfixia financiera tanto al Ayuntamiento de la ciudad como a la Diputación General de Aragón. Cada una de estas Administraciones cuenta con un 25% de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), constituida para desarrollar los terrenos en torno a la estación de Delicias (construida para el AVE ) y de la vieja estación del Portillo. Pero desde su creación, hace 13 años, apenas ha podido colocar activos mientras que su deuda no ha parado de aumentar hasta llegar a cotas próximas a los 400 millones de euros.

Hace tiempo que las alarmas están encendidas pero la pasada semana terminaron definitivamente de estallar cuando la subasta de dos parcelas en las inmediaciones de la estación de Delicias quedó desierta. ZAV pretendía ingresar algo más de 41 millones de euros, cruciales para afrontar los próximos vencimientos de deuda de la sociedad, que en el año 2015 ascienden a cerca de 55 millones de euros. El 50% restante de ZAV está en manos del Ministerio de Fomento, a través de Adif-Alta Velocidad.

Las dos parcelas que ZAV se lanzó a subastar poco antes del verano se corresponden con el área de intervención denominada G-44-2, con una extensión total cercana a las 100 hectáreas y una capacidad de casi 3.400 viviendas libres. La sociedad puso en el mercado dos manzanas, que incluía terreno para la construcción de algo más de 400 viviendas. Pero ninguna empresa ni particular se ha interesado por ellos.

Los planes pasaban por el famoso mantra de "hacer ciudad", revestir el entorno de la estación de Delicias, marcada por las sombras de los sobrecostes. Al proyecto se le conocía como el 'barrio del AVE'. De hecho, la zona está urbanizada, con todas las infraestructuras y saneamientos necesarios para albergar viviendas. La zona se asemejaría a la tristemente célebre Seseña del Pocero aunque, en este caso, sin haber llegado a construirse las viviendas.

La devaluación de los terrenos

Y eso que los últimos intentos de colocar terrenos en estos entornos se han llevado a cabo con notables descuentos, habida cuenta de las fuertes devaluaciones que han sufrido los suelos de la sociedad. Precisamente, uno de los problemas es que la deuda de ZAV es muy superior al valor de sus activos, que apenas se sitúa por encima de los 200 millones de euros.

De esta forma, la situación de la sociedad es más que delicada, próxima a la quiebra técnica, y se traslada a sus accionistas, especialmente a las Administraciones mañas.

Los diversos intentos para colocar las parcelas han acabado en fracaso. Uno de los más llamativos fue el caso del terreno vendido a la inmobiliaria Jaureguizar por casi 20 millones de euros, una cantidad que nunca llegó a la caja de ZAV debido a que el comprador se declaró en concurso de acreedores.

Un Ayuntamiento ya muy endeudado

Finalmente, la sociedad terminó por percibir una compensación de unos 600.000 euros que, además, tampoco ingresó de una vez, ya que los jueces establecieron plazos para asumir la deuda.

Tras la frustrada subasta, las luces rojas se han encendido definitivamente mientras se buscan soluciones urgentes. Porque la situación financiera del Ayuntamiento de Zaragoza no es precisamente la más desahogada, según puso de manifiesto la Cámara de Cuentas de Aragón, que detectó un agujero en la Administración próximo a los 355 millones de euros.

Así las cosas, el fantasmal 'barrio del AVE' puede acabar arrastrando hacia las tinieblas a uno de los principales ayuntamientos de España. Y es que parece que todo lo que toca la alta velocidad, aunque sea de forma tangencial, se traduce en ruina económica.

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