Las cuentas de Bankia no fueron sólo un engaño al público. Fueron, también, un engaño de unos banqueros a otros. La parte valenciana de Bankia que representaba Bancaja y que incluía al Banco de Valencia intentó engañar a sus socios, según reflejan los peritos del Banco de España en el informe remitido al juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu. En él, aseguran que la decisión de no incluir en la contabilidad conjunta las cuentas del Banco de Valencia tenía por objetivo “evitar el de las pérdidas del Banco, una vez contabilizados y reconocidos los ajustes pendientes en el balance consolidado de BFA/Bankia”. El engaño buscaba no sólo dar una imagen de solidez sino que, sobre todo, sirvió para que los directivos se repartieran un bonus de 1,34 millones y unos dividendos de 44,43 millones, "contrarios a los estatutos de la compañía".
Según denuncian los peritos del Banco de España, "si el Banco de Valencia hubiera contabilizado los ajustes y saneamientos pendientes, los beneficios se habrían convertido en pérdidas y no se hubiera podido satisfacer tanto las atenciones estatutarias al Consejo de Administración ni la retribución variable al Comité de Dirección". Según desglosan los peritos del regulador, el Director General de la entidad y a quien correspondía la responsabilidad de visar esas cuentas, Domingo Parra, se llevó el 53% de esa retribución variable durante los años 2010 y 2011. Sin contar dietas ni "atenciones" su salario superó el millón de euros en ambos ejercicios de zozobra de la entidad.
Esos directivos ocultaron también a sus compañeros de sociedad en Bankia el estado resal de la entidad fruto de lo que el Banco de España califica de "agresiva y poco prudente" política de créditos de la entidad valenciana a la que acusa de conceder créditos sin respetar los criterios bancarios sino respondiendo más bien a favores personales o institucionales. Fue tal el descontrol que los peritos relatan cómo "se libraban los fondos de los préstamos y créditos con anterioridad a su aprobación", es decir, se entregaba el dinero antes de que se evaluara su viabilidad financiera o los riesgos que implicaban para las cuentas del banco.
- Se aprobaron operaciones sin análisis de viabilidad y sin la adecuada participación de los empleados de análisis y evaluación del riesgo: Se hicieron favores a afines como al Grupo Soler en la compra de participaciones en Metrovacesa o con la financiación de Polaris World, en muchos casos por las vinculaciones políticas de sus titulares.
- Se aceptaron garantías y avales inflados que "con frecuencia no han podido absorber las pérdidas", relata el BdE.
"Se libraban los fondos de los préstamos y créditos con anterioridad a su aprobación", denuncia el BdE
Los favorecidos por esa política tienen --según el BdE-- nombres propios y relaciones íntimas con el PP valenciano: Facundo Armero, un hombre al que las grabaciones de la Policía relacionan con la financiación del PP e incluso la compra de votos en Murcia y en la Comunidad Valenciana. La entidad perdió 164 millones de euros por participar y financiar a las empresas de Armero. También fue agraciado el representante de Ciudadanos, Antoni Asunción, ex ministro socialista y quien intentó liderar el PSPV en la Comunitat; Tarsio Piles o Bautista Soler Crespo, al que se concedieron créditos por valor de 312 millones y que reportaron pérdidas para Bancaja por valor de 55 millones más. Igualmente, los socios de Nou Litoral provocaron pérdidas por valor de otros 33,6 millones de euros más. Fueron "operaciones carentes de racionalidad económica que lesionan los intereses.
Se hizo favores a afines a PP, PSOE o Ciudadanos como Facundo Armero o Antoni Asunción
Como consecuencia de todo ello, los créditos dudosos o irrecuperables alcanzaron una cifra de 2.763,96 millones a fecha 31 de diciembre de 2010, es decir, más del doble de los que reconocía la entidad que sólo contabilizó 1.184,51 millones. A cambio, el banco sólo disponía de 341 millones de fondos propios frente a los 1.224 que declaraba. Como consecuencia, la solvencia de la entidad se hundió hasta el punto de que las ganancias de 429 millones de euros declaradas por el banco al mercado y a sus propios socios fueron absorbidas por pérdidas de 871 millones de euros. En resumen, una contabilidad artificial que no sólo se ocultó a los inversores sino también a los propios socios. El Banco de España denuncia que Bankia fue engañada por Bancaja, propietaria del Banco de Valencia.
La situación no se corrigió ni desde Bancaja ni desde Bankia hasta que el Banco de España comenzó su inspección. Se evitó así incluir en Bankia pérdidas que sumaban 536,94 millones en 2010 y de 573,30 millones en el año 2011. Sólo el 7 de noviembre de 2011 emitió un hecho relevante confesando la situación al asegurar que "no es posible determinar en estos momentos las necesidades de recapitalización y/o saneamiento requeridas como resultado de esa inspección". Tras nada menos que cuatro requerimientos del Banco de España, se solicitó la intervención pública de la entidad.