El ministro de Economía, Luis de Guindos, celebró una cena el pasado martes 11 de diciembre con el subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, y el director general de supervisión, Ramón Quintana. Durante ese encuentro, el subgobernador llegó a amenazar con su dimisión al ministro debido a discrepancias sobre las ayudas a los bancos, según fuentes del entorno del organismo supervisor.
El titular de Economía afirmó que el importe de las ayudas para las cuatro entidades del Grupo II, aquellas consideradas viables pero necesitadas de una restructuración e inyecciones, ascendería en total a los 1.500 millones de euros, una cifra que De Guindos ya ha hecho pública. Los bancos involucrados son Liberbank, Caja España-Duero, Caja3 y Banco Mare Nostrum (BMN).
Al oír el montante, Ramón Quintana se muestra conciliador y dispuesto a revisar los números. Sin embargo, Fernando Restoy le comunica a Luis de Guindos que las necesidades son más elevadas y que, en concreto, se sitúan en los 2.055 millones de euros según los cálculos de la inspección.
Presentado con esta información, Guindos no cede un ápice y solicita un mayor ajuste a la baja de las cifras, conforme a los guarismos proyectados por la consultora Oliver Wyman.
Ésta había concluido que el conjunto precisaba unos 2.063 millones. Sin embargo, por un lado, ahora una parte de los activos se traspasará al banco malo y, por otro, habrá quitas en la deuda subordinada, de modo que la factura se tendría que reducir sustancialmente.
Pese a la rotundidad del ministro al inicio de la velada, Fernando Restoy se planta y pone sobre la mesa su dimisión si se mantiene inalterable la recapitalización por valor de 1.500 millones.
Poco a poco durante el transcurso de la comida, Guindos se aviene ante la presión ejercida por Restoy. El tira y afloja continúa hasta que, al final, ambas partes negocian dejar el importe en los 1.855 millones de euros.
A las doce y media de esa misma noche, el acuerdo ya está cerrado y Ramón Quintana manda un correo a su adjunto en el que le traslada que ésta será la cantidad final enviada a Bruselas.
Con todo, cabe la posibilidad de que el montante final varíe, pues el próximo jueves 20 de diciembre la Comisión Europea debe dar su visto bueno a estos planes, los cuales pueden implicar ajustes de plantilla muy considerables. Según los sindicatos, éstos podrían incluso superar los 4.000 despidos.