La Bankia de Rodrigo Rato hubiera sido una entidad muy diferente a la actual. Según aparece en el plan de desinversión, saneamiento y mejora de margen preparado por el ex presidente, y aprobado en su día por el Banco de España, Banco Financiero y de Ahorros (BFA) habría quedado prácticamente vacío de contenido. La matriz de Bankia habría traspasado todos sus activos y pasivos (salvo la participación en Bankia y los títulos de deuda pública) a su filial con el objetivo de incrementar la transparencia y confianza de la entidad. Su balance final se hubiera quedado reducido a 30.148 millones de euros. Ese fue uno de los mandatos que recibió Rato del Banco de España para aprobar el citado plan, al que ha tenido acceso Vozpópuli.
Además, Rato tenía previsto reducir el tamaño de la entidad hasta en 45.000 millones, en un período de tres años, mediante la venta de participadas, carteras de créditos e inmuebles. De hecho, este mismo año, el grupo aligeraría su balance en 19.000 millones para finalizar el ejercicio en 233.000 millones de activos.
Otra de las medidas para llevar a cabo este adelgazamiento consistía en la venta de un máximo de 200 oficinas, "preferiblemente de una red procedente de una caja aún no integrada en plataforma Bankia", como reconoce el plan. Hasta el momento, CajaCanarias (149 sucursales), Caja Segovia (81), Cajarioja (107) y Caixa Laietana (186) aún permanecen fuera del perímetro tecnólogico de Bankia.
La simplificación del grupo convertiría a BFA en una mera sociedad patrimonial que hubiera visto reducido su consejo a tan solo cinco miembros, el mínimo regulatorio exigido, de los veinte actuales. De hecho, fuentes del sector no descartan que esa puede ser la composición del futuro consejo después de que el Estado inyecte 4.465 millones correspondiente al FROB 1.
Según consta en el documento, Bankia hubiera recibido el suelo moroso y subestándar de BFA totalmente saneado tras realizar un plan estresado de saneamiento anticipado por valor de 9.639 millones. El traspaso de activos se hubiera ejecutado en un plan que recogía la conversión de diferentes instrumentos subordinados y de convertibles por valor de 5.955 millones. Además, se ejecutaban una serie de palancas con la finalidad de mejorar la situación de capital del grupo y financiera de BFA, como la desinversión en diferentes participadas (Mapfre América) o el traspaso a Bankia de emisiones no canjeadas de preferentes y subordinadas. Por último, se procedería a la ampliación de capial en Bankia, suscrita por BFA, mediante la aportación de la participación de Mapfre (1.228 millones) y liquidez. Según el balance final de BFA, tras el tijeretazo, que aparece en el informe, la matriz hubiera inyectado a Bankia casi 10.000 millones de los depósitos con que cuenta en el Banco Central Europeo.
El Banco de España también había solicitado a Rato reducir su depedencia de los mercados mayoristas. Así, las necesidades de financiación se hubieran reducido a 106.000 millones a 65.000 millones, en el período 2012-2015.
Con todas estas medidas, el equipo de Rato hubiera solicitado una nueva línea del FROB por valor de 7.000 millones, lejos de los 19.000 millones que recibirá el nuevo equipo de gestión encabezado por José Ignacio Goirigolzarri. Como reconoce Rato, en una carta que recibieron los consejeros de Caja Madrid, estas ayudas supones "una inyección brutal de fondos para que la sociedad incremente sus provisiones de forma notable, pero desgraciadamente ello se hace a costa de fondos públicos (2% del PIB) y causando un grave perjuicio a los actuales accionistas de Bankia".