No hay mal que por bien no venga. Al menos eso creen los abogados de las defensas del caso Bankia, que preparan una contraofensiva para usar a su favor los correos internos del Banco de España, desvelados la semana pasada por Vozpópuli. Mientras las acusaciones planean solicitar nuevas imputaciones en el caso, las defensas creen que les beneficia al probar la existencia de unas provisiones genéricas que hubieran valido para cubrir el agujero detectado por el informe pericial del caso.
Esta causa, que ya cumple más de cuatro años de instrucción, lleva más de un año girando en torno a las genéricas. Estas dotaciones son las que la banca reúne en momentos de bonanza para usar en momentos difíciles. Los abogados de los imputados mantienen que Bankia contaba con un colchón de provisiones de más de 3.000 millones antes de la salida a bolsa, que hubiera sobrado para cubrir la presunta morosidad oculta identificada por los peritos, algo que niegan estos.
En este contexto, el juez Fernando Andreu se cansó del cruce de escritos entre acusaciones y peritos, por un lado, y las defensas y el Fondo de Reestructuración (Frob), por el otro, y solicitó la semana pasada que Bankia y su matriz BFA aclaren con documentos a cuánto ascendía el colchón de genéricas de la entidad.
El juez Andreu quiere zanjar cuanto antes la polémica de las genéricas y cerrar antes de final de año la instrucción del caso Bankia
Por el camino, han surgido los correos internos del Banco de España, que darían cierto oxígeno respecto a las genéricas a las defensas, a pesar del mazazo que suponen por demostrar que los inspectores tenían serias dudas sobre la viabilidad de Bankia antes de la salida a bolsa.
Así, uno de los correos, de abril de 2011, apunta que "había 1.524 millones de fondo genérico", "971 millones de subestándar no asignado", "1.322 millones de inmuebles no asignado", y "281 millones participaciones no asignado”. En total, en torno a 4.000 millones.
Queda por ver la respuesta de Bankia al requerimiento del juez y qué decide el magistrado: cerrar la instrucción fijándose sólo si había o no suficientes provisiones genéricas antes de la salida a bolsa; o fiarse de los peritos y los correos de los inspectores, y abrir juicio oral ante las sospechas de que se ocultaron las debilidades de Bankia antes de captar a más de 200.000 inversores en bolsa. Hasta el momento, Andreu siempre se ha inclinado por la segunda opción.
