Tras meses paralizado por los múltiples frentes abiertos entre las eléctricas y el Ministerio de Industria, el futuro Centro Nacional de Emergencias nucleares (CAE) va cobrando forma. Tecnatom, la empresa de ingeniería participada por Endesa (45%), Iberdrola (30%) y Gas Natural-Fenosa (15%) que lidera el proyecto, ha reactivado la contratación de personal y la compra de equipos para el proyecto, en un paso decisivo para la puesta en marcha del centro, que estará ubicado en la sede esta empresa, en la localidad de San Sebastián de los Reyes (Madrid).
Fuentes de Tecnatom señalan que, “tras un tiempo parado” por “temas de incertidumbre”, el proyecto se ha “relanzado” aunque todavía está en fase “incipiente”. Y esos son todos los detalles que aporta la empresa, que ha manejado este asunto con una total opacidad desde que, en octubre pasado, este diario se hizo eco por primera vez del proyecto.
No está claro si la reactivación del CAE se trata de un gesto de las eléctricas hacia el Gobierno para rebajar la tensión con el Ejecutivo. Entre los muchos puntos que habían demorado su puesta en marcha destacan dos: en primer lugar, las eléctricas todavía no se han puesto de acuerdo en el nuevo esquema de explotación y gestión de las centrales que estipula la Ley de Responsabilidad Civil Nuclear, que desde hace más de un año obliga a que cada planta tenga un titular único y una sociedad específica que la gestione.
La única que se ha adaptado a la ley es Iberdrola, con la creación de una sociedad en la que ha agrupado sus activos nucleares. Pero la principal discrepancia, la situación de la central más conflictiva, la de Trillo (cuya propiedad comparten varias empresas), sigue sin resolverse y, en teoría, Industria ha abierto a las eléctricas un expediente por este motivo. Fiel al estilo del departamento de José Manuel Soria, el ministerio no informa de la situación de esta iniciativa.
En segundo lugar, influye la situación de la central de Santa María de Garoña (Burgos), que lleva parada desde diciembre y que el Gobierno quiere que permanezca abierta. Las propietarias de la planta, Iberdrola y Endesa, quieren cerrarla porque, dicen, los impuestos a la actividad eléctrica vigentes desde enero pasado condenan a la instalación a pérdidas.
El centro es una obligación del CSN y debe estar en marcha antes de fin de año
Es posible que la puesta en marcha del CAE responda más bien a que a las eléctricas no les queda otro remedio que ponerlo en marcha: el futuro centro es una exigencia que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) impuso a las empresas tras las pruebas de estrés que realizó a las centrales atómicas después de la catástrofe de Fukushima (Japón), en marzo de 2011. Y debería estar construido y en marcha antes de finales de año.
Las eléctricas, a través de su patronal, Unesa, ya han iniciado la compra de los equipos necesarios, según fuentes del sector. Según publicó en febrero pasado el portal Materia, el futuro CAE contará, entre otros equipos, con generadores diésel portátiles de energía eléctrica de tamaño intermedio, para hacer frente a uno de los primeros problemas que se plantearon en Fukushima: la pérdida de suministro eléctrico cuando el tsunami inundó los generadores de emergencia de la planta.
El CSN deberá dar su visto bueno tanto a los equipos adquiridos por las eléctricas como a los retenes y el personal seleccionado por Tecnatom.
El CAE también contará con bombas para propulsar agua (vital para mantener frío el núcleo de los reactores) y suministrará equipos para restablecer conexiones eléctricas, mangueras para conexiones temporales, sistemas de iluminación y material para la protección de los trabajadores.
El complejo estará ubicado en Madrid con la idea de que, en caso de una emergencia nuclear, los efectivos de Tecnatom tengan acceso a cualquiera de las centrales atómicas españolas en un plazo máximo de 24 horas.