Los problemas de Gas Natural en Colombia, heredados de la antigua Unión Fenosa, amenazan con convertirse en un auténtico dolor de cabeza para la compañía. Su filial Electricaribe atraviesa gravísimos problemas de liquidez debido a la elevada morosidad que padece, estimada en cerca de 1.000 millones de euros, y que no sólo es achacable a los impagos de particulares sino también de las administraciones. Ante las múltiples quejas y reclamaciones presentadas para que se satisfaga la deuda, el Gobierno local, enfrascado en el harto complicado proceso de paz, ha reaccionado acusando a Gas Natural de rebajar notablemente las inversiones y no dar un servicio adecuado, lo que podría derivar en una intervención de la empresa.
Por el momento, Gas Natural ha invocado el acuerdo para la Promoción y Protección recíproca de inversiones entre Colombia y España, que establece un periodo de seis meses para llegar a un acuerdo entre las partes. Un espacio de tiempo que finaliza en enero y que, de no dar resultados, daría paso a una reclamación de la compañía española al Ciadi, el sistema de arbitraje internacional dependiente del Banco Mundial, según apuntan fuentes empresariales.
Sin embargo, el Gobierno colombiano podría proceder en este ínterin a intervenir Electricaribe (participada al 85% por Gas Natural, mientras que el 15% restante pertenece al Estado). De acuerdo con fuentes conocedoras de este tipo de procesos, no se trata de una expropiación sino de un proceso por el que el Gobierno local pasaría a gestionar la empresa, aunque la propiedad se mantendría en el estado actual.
La filial de Gas Natural distribuye energía a la zona costera del país, una de las más deprimidas económicamente. En total, aproximadamente 2,5 millones de usuarios, la inmensa mayoría (por encima del 90%), en situación de bajo desarrollo, lo que hace que muchos de ellos no abonen las correspondientes facturas. Pero, además, la existencia de una cultura del impago en la zona hace que diversos organismos e instituciones pertenecientes a la propia Administración también incurran con frecuencia en la morosidad.
Denuncias y acusaciones
Con todo, la deuda vencida y no satisfecha de los clientes con la empresa se calcula en unos 1.000 millones de euros. A este problema se une el del fraude, incluida la existencia de toda una industria clandestina dedicada a manipular contadores y conexiones, que supone un coste para Electricaribe de unos 100 millones anuales.
La situación ha sido denunciada en múltiples ocasiones por la compañía a los distintos gobiernos locales, cuya reacción siempre ha sido la misma: proclamar en público que había que solucionar el problema pero acusar en privado a la empresa de ofrecer un servicio deficiente por falta de inversiones. Una rebaja de inversiones que se debe a los problemas de liquidez citado, toda vez que la mayor parte de los ingresos de Electricaribe se destina a pagar a la compañía generadora de la electricidad.
El Gobierno colombiano también ha reclamado a Gas Natural que inyecte liquidez a su filial, una circunstancia a la que la compañía se opone debido a la falta de seguridad jurídica que se plantea en este caso.
Región estratégica
De hecho, la filial de Gas Natural también ha recurrido con frecuencia a la Justicia con el fin de cortar el suministro por los impagos. Sin embargo, los jueces se han opuesto en la mayoría de los casos a aprobar esas medidas e incluso la Corte Suprema del país ha salido en defensa de los usuarios, muchos de ellos protegidos frente al corte del suministro por su situación de extrema pobreza. De las cerca de 12.500 denuncias presentadas por fraude, no llegan a 150 las que se han resuelto con sentencia ni a 100 las cerradas con resolución favorable a la empresa.
Latinoamérica es un foco de inversión fundamental para Gas Natural, que además considera Colombia como una oportunidad de futuro. De hecho, la empresa también presta el servicio de suministro de gas en la capital del país, Bogotá, un negocio que no le reporta problemas. Todo lo contrario que Electricaribe, cuya situación está al borde de saltar por los aires.