La crisis que vive el grupo asturiano Duro Felguera recuerda cada vez con más intensidad a la vivida por Abengoa en 2015, poco antes de que la compañía energética se declarara en preconcurso de acreedores.
Al igual que en el caso de la multinacional sevillana, los accionistas y trabajadores de Duro Felguera asisten ahora a jornadas de pánico en Bolsa, pérdidas de proyectos internacionales, búsqueda de un socio inversor, planes de ampliación de capital, y negociaciones con la banca acreedora, liderada por Santander, para refinanciar la deuda. Y también a tensiones en el consejo con filtraciones que apuntan al interés por parte de las entidades financieras sobre una salida del actual presidente de la compañía española de ingeniería. Por todo eso pasó Abengoa en 2015 antes de declararse en preconcurso en noviembre de ese año, al borde de protagonizar la que hubiera sido la mayor quiebra empresarial ocurrida en España.
El grupo asturiano comenzó a lanzar preocupantes señales a finales del pasado ejercicio, cuando presentó pérdidas semestrales y se conocieron problemas de tesorería por impagos millonarios en proyectos internacionales. El 18 de octubre de 2016, Duro perdió en Bolsa más del 10% de su valor. También a finales de 2014 Abengoa sufrió caídas de su valor en el mercado tras ponerse en duda su deuda.
La banca acreedora de Duro Felguera quiere levantar de la presidencia a Ángel Antonio del Valle, como en Abengoa a Felipe Benjumea
Duro Felguera activó varias medidas para tratar de convencer al mercado de su viabilidad a finales del pasado año. Contrató al banco de inversión Rothschild para buscar un socio que inyectara liquidez a cambio de entrar en el capital. Y se sentó con los representantes de la banca acreedora para refinanciar la deuda y explorar la posibilidad de llevar a cabo una ampliación de capital.
También Abengoa, tras el susto de finales de 2014, trató de trasladar al mercado el mensaje de que todo era una crisis puntual, por culpa de la situación económica de Brasil o la supresión de las ayudas públicas a las energías renovables. El grupo sevillano anunció en verano de 2015 el lanzamiento de una ampliación de capital por 650 millones de euros que resolvería todos los problemas.
El pasado mes de septiembre, Duro Felguera arrancó de la banca acreedora -Santander, Caixa, Bankia, BBVA, Sabadell- un periodo de extensión para el vencimiento de la deuda, hasta el próximo mes de enero. Pero vivió otra sacudida tras conocerse que la Fiscalía Anticorrupción acusaba a la empresa, su presidente -Ángel Antonio del Valle- y otros directivos de sobornar a políticos venezolanos.
El 23 de septiembre de 2015, el consejo de administración de Abengoa comunicó el cese de su presidente, Felipe Benjumea. La compañía asegura que era una medida impuesta por la banca acreedora, especialmente por Santander, para firmar la ampliación de capital de 650 millones de euros prevista.
Duro Felguera todavía no ha cesado a su presidente. Pero fuentes conocedoras de las negociaciones entre la banca y la compañía sostienen que ya se ha hecho saber el deseo de las entidades de que Del Valle abandone la presidencia del grupo. Al igual que en Abengoa, la figura del presidente de Duro Felguera está muy ligada a la del principal accionista -Del Valle es yerno de Gonzalo Álvarez Arrojo, con más del 24% del capital-.
La banca finalmente no acudió a la ampliación de capital de Abengoa -"las cuentas no estaban claras", ha declarado el presidente de Santander España, Rodrigo Echenique- y la multinacional energética comenzó una búsqueda desesperada de un socio industrial. Abengoa llegó a anunciar, a principios de noviembre de 2015, un acuerdo con el grupo Gonvarri, de la multinacional vasca Gestamp, que en teoría inyectaría 250 millones en el capital. Pero esa alianza se desmoronó en dos días y Abengoa se declaró en preconcurso de acreedores.
A partir de entonces, las negociaciones entre Abengoa y la banca acreedora se centraron en la posibilidad de lograr algo de liquidez con lo que sostener la actividad y pagar las nóminas. A cambio, Abengoa puso en venta sus activos más valiosos. También esta semana Duro Felguera ha logrado un compromiso de la banca acreedora de inyectar 31 millones de euros en avales, tras acordar la venta de su sede en Madrid a Banco Sabadell.
La capacidad de Duro Felguera para negociar con Santander y el resto de la banca la refinanciación de su deuda marcará la posibilidad de que el grupo asturiano no termine igual que Abengoa, en manos de las entidades financieras acreedoras, con miles de despidos, e inmersa en un proceso de venta de sus activos para tratar de devolver lo posible de su deuda.