Los restos mortales del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, llegaron pasadas las diez de la noche de este miércoles al palacio El Promontorio, la antigua casa de la familia en la capital cántabra, donde fue recibido con aplausos por un centenar de personas. Los medios de comunicación habían esperado largo tiempo a que llegara el féretro a la que fue residencia de la familia Botín en Santander, situada en el Paseo de Pérez Galdós, y que en 2006 fue donada a la Fundación Botín, cuyo patronato presidía Emilio Botín y que tiene como vocales a varios miembros de la familia.
Hasta entonces, periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos habían sido casi los únicos testigos del escaso movimiento que se registraba en El Promontorio, una residencia desde la que se disfrutan unas vistas privilegiadas de la bahía de Santander. Hasta el lugar solo se habían acercado apenas una docena de curiosos, alguno de los cuales ha depositado un ramo de flores en la verja de la finca.
Entre los familiares, la primera en llegar fue Carmen Botín, hija mayor del presidente del Banco Santander, junto a sus tres hijos, fruto del matrimonio con el golfista cántabro Severiano Ballesteros.
Después han llegado varios vehículos, en uno de los cuales viajaba el hermano de Emilio Botín, Jaime, mientras en el exterior se incrementaba el número de personas que se acercaban hasta la finca, ubicada en una zona residencial con poco tráfico de vehículos y peatones.
