Deloitte está ultimando un plan de viabilidad para Eroski, con la estrecha colaboración de Morgan Stanley y también pendiente de la validación de los demás asesores que colaboran con los bancos acreedores del grupo de distribución: KPMG y el despacho Uría. Por su lado, con Eroski también se ha hecho con los servicios de Garrigues para que le dé apoyo en el proceso.
Vozpópuli ya informó en su momento de la contratación de Deloitte y Morgan Stanley para facilitar la refinanciación del grupo y que, de entrada, propusieron un modelo basado en el súper, en lugar del híper. Eso pasaba por un plan de desinversiones en los grandes centros y otros establecimientos non core.
Inicialmente, se planteó la separación de la deuda del grupo en dos sociedades, con el endeudamiento generado por el negocio en una y el hipotecario en otra, en la que ‘cargarían’ unos 1.700 millones de euros. Evidentemente, aquí se planteaba una quita implícita, ya que los bancos cobrarían una parte y el resto mediante ‘payment in kind’ o pago en especies. Una división en ‘Eroski bueno’ y ‘Eroski malo’ que fue rechazada por los bancos.
Marca blanca
Ahora, Deloitte maneja un plan que contempla un incremento del Ebtida desde los 245 millones de euros actuales a los 330 en 2018. Todo ello, mediante un modelo de ‘más súper y menos híper’.
“Han cambiado los hábitos de compra”, indican fuentes implicadas en el proceso; “ya no se hacen grandes compras para todo el mes. El modelo híper va a la baja, ya que la gente prefiere comprar menos cantidad, aunque eso suponga ir más veces”.
Así, pretenden impulsar las cuentas potenciando aspectos como la marca blanca, tal como hacen otras cadenas de éxito como Mercadona.
En este plan, se declaran estratégicos los establecimientos de Cataluña, País Vasco, Navarra y Galicia, mientras todo lo demás se considera no estratégico, o lo que es lo mismo, en venta.
En este sentido, es Morgan Stanley quien trabaja intentando colocar paquetes de activos. Es la gran incógnita de este plan de negocios. Lo poco que ha trascendido es que hay gran interés por Caprabo, cadena que, sin embargo, se pretende mantener íntegramente.
Eroski está inmerso en un proceso de refinanciación de deuda, que se le disparó precisamente por la compra de la cadena catalana en 2007.
Los bancos siguen apostando por Eroski, a la que consideran viable, siempre que reduzca su perímetro y consiga delimitarlo a un entorno con el que el negocio recurrente sea capaz de afrontar el pago de la deuda.