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Eroski 'abandona' la deuda pública vasca

A partir de 2014, el grupo no contemplará la opción de invertir en bonos vascos los excedentes de su fondo para acción social, fijada en sus estatutos hasta 2011. La suprimió dos años y medio después de que el Gobierno de Ibarretxe cambiara la Ley de Cooperativas de Euskadi.

  • Un supermercado Eroski.

Nuevos tiempos en Eroski, uno de los principales grupos de distribución de España. A partir de 2014, la cooperativa no volverá a contemplar la opción de invertir en deuda pública vasca los excedentes de su fondo para la promoción de iniciativas sociales (denominado COFIP), como establecían sus estatutos por imperativo legal hasta que, en la asamblea de cooperativistas del año pasado, aprobó modificarlos.

El cambio llegó con cierto retraso, dos años y medio después de la reforma de la Ley de Cooperativas de Euskadi, de 1993, que fue aprobada en agosto de 2008 por el Gobierno del entonces lehendakari Juan José Ibarretxe, aunque no entró en vigor hasta el 1 de enero de 2009. Hasta esa fecha, el artículo 68 de esa ley establecía que los fondos para acción social de las cooperativas de esa comunidad autónoma que no se gastaran en cada ejercicio debían invertirse al año siguiente "en cuentas de ahorro o en títulos de Deuda Pública de la Comunidad Autónoma del País Vasco".

Desde entonces, se obliga a destinar esos remanentes a "entidades sin ánimo de lucro”, y así lo establecen los estatutos de Eroski desde el año pasado. 

En la asamblea de socios del próximo día 23, Eroski tiene previsto aprobar el presupuesto de COFIP para 2013, y los fondos que no se consuman en el ejercicio (es decir, a 31 de enero de 2014, que es cuando el grupo termina su año fiscal), se entregará a la Fundación Eroski. Fuentes próximas al grupo aseguran que, en estos últimos años, Eroski invertía cifras testimoniales en bonos vascos.

“Antes, los fondos no consumidos eran mantenidos en títulos de deuda vasca por otros 2 años más en tanto se consumían, y ahora sin embargo hay que entregarlos a entidades con fines de COFIP similares. Nuestro caso es muy especial, y contamos con Fundación Eroski para continuar con la gestión de estos fondos, por lo que tal y como ahora establece la ley, los traspasamos a esta entidad”, señalan.

Las citadas fuentes añaden que el 90% de los fondos de COFIP se destinan desde hace años a ONGs nacionales (como asociaciones de nutricionistas, relacionadas con las enfermedades cardiovasculares o con la obesidad infantil). Pese a las repetidas peticiones de este diario, Eroski no precisa durante cuántos años compró bonos vascos ni la inversión total en esos títulos. En cualquier caso, la cantidad remanente del COFIP “suele ser muy escasa porque siempre intentamos consumir todo”, indican.

El grupo, que por ley no podía obtener réditos de esas inversiones (los rendimientos financieros debían destinarse a fines sociales), explicaba en la propuesta de modificación estatutaria elevada al Consejo Rector de Eroski el 27 de abril de 2011 que, “tras un análisis comparativo de las finalidades de la COFIP”, determinó que existían “posibilidades de mejora y ampliación" de los destinos de ese fondo.

Así, propuso un "cambio sustancial" de sus estatutos para fijar esos fines "con mayor amplitud y precisión", incluyendo aspectos como la promoción de las relaciones intercooperativas y de empresas de este tipo, hasta entonces no recogidas. 

"Se proponen las adecuaciones necesarias para maximizar la gestión de dichos fondos tanto desde la cooperativa, como desde las entidades a quienes se destinan", señalaba la propuesta, que acordó destinar los fondos de COFIP "principalmente al desarrollo de actividades consumeristas y comunitarias", como la formación e información al consumidor; la promoción de las relaciones intercooperativas; la promoción educativa, cultural y profesional, "en especial en materia consumerista y de compromiso con el entorno y el medio ambiente"; y a actividades de solidaridad y promoción asistencial.

En su redacción anterior, los fines prioritarios del fondo eran la promoción de "iniciativas de formación e información al consumidor y también de solidaridad y compromiso con el entorno y el medio ambiente".

Entre las principales actividades de la Fundación Eroski está la edición de la revista Consumer, que tiene una tirada de 80.000 ejemplares gratuitos. El pasado abril, esta cabecera publicó un artículo sobre la idea de los hispanobonos, donde señalaba que “una de las desventajas” de la emisión de estos títulos “es que puedan transferir parte del riesgo a comunidades saneadas, como el País Vasco y Navarra, que no tienen problemas de financiación”. En su última revisión, este mismo mes, Fitch ha situado la nota de la deuda de Euskadi en A, una calificación superior en tres escalones a la del Reino de España (BBB).

"Con la crisis y ante la asfixia de numerosas regiones en España, el mercado se ha dado cuenta de que los bonos autonómicos cuentan con ciertas lagunas que conviene cubrir, para dar mayor confianza a los inversores", señala el artículo, que recuerda que "por ley, los bonos autonómicos no están avalados por el Estado. En caso de quiebra de una comunidad autónoma, el Estado no es subsidiario ni tendría que hacerse cargo de la deuda pendiente". 

En un entorno muy complicado para el sector de la distribución, Eroski, que se marcado el objetivo de volver a los beneficios este año, todavía no ha digerido la compra de Caprabo, cerrada justo antes de que estallara la crisis. Como adelantó este diario, el grupo ha pedido a la banca un aplazamiento temporal de seis meses tras no abonar la cuota de marzo de los créditos contraídos para adquirir la cadena catalana.

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