La última operación corporativa de ACS tiene tintes económicos y también judiciales. La compañía anunció el pasado miércoles que había cerrado la venta del 80% de su participación en tres concesiones de hospitales en Baleares al grupo inversor francés Mirova por 43,3 millones de euros. Hasta aquí, lo económico. Pero además, entre esos activos se encuentra la concesión del Hospital Universitari Sos Espases, cuya adjudicación por el Gobierno regional le ha dado más de un dolor de cabeza al presidente de ACS, Florentino Pérez, ya que la Justicia la investiga por supuestas irregularidades.
La adjudicación de Son Espases forma parte del cúmulo de actuaciones llevadas a cabo en su día por Jaume Matas, quien fuera presidente regional de Baleares, y que terminaron en los tribunales. El hospital, que ya arrastraba polémica por las dudas en torno a la idoneidad de su construcción y el lugar elegido para hacerlo, fue adjudicado en un primer momento a OHL para después acabar en manos de ACS.
Sobre ambos procesos hubo sospechas de irregularidades por lo que el proceso, que data del año 2007, terminó en los tribunales, donde aún se dirime la causa. De hecho, Pérez ya ha tenido que desfilar por delante del juez José Castro, aunque en calidad de testigo. El asunto preocupa y mucho en la planta noble del grupo de construcción y servicios.
En concreto, ACS, a través de su filial de concesiones Iridium, contaba con una participación del 49,5% en el capital de la concesionaria del hospital de Son Espases. Tras la venta de la cartera de hospitales en Baleares, la presencia de ACS en el problemático activo será de apenas un 10%. Según el comunicado de la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la plusvalía de la operación asciende a 7 millones de euros.
Natixis, viejo conocido
ACS ha cerrado la operación con el grupo Mirova, que pertenece al banco francés Natixis. Un viejo conocido de Florentino Pérez ya que fue la entidad financiera que diseñó los derivados con los que ACS controló parte de la participación del 20% que llegó a tener en Iberdrola.
El fallido abordaje al consejo de la eléctrica terminó por frustrar los planes de Pérez, que pretendía hacer de la compañía que preside Ignacio Galán bandera de su división de energía. El notable desplome bursátil sufrido por ACS en 2012 provocó que el grupo tuviera que salir precipitadamente del capital de la eléctrica, lo que causó un agujero en sus cuentas superior a los 2.000 millones de euros.
Bien es cierto que ACS ha procedido en los últimos tiempos a deprenderse de concesiones consideradas como maduras. Las operaciones se han centrado en ventas de concesiones de infraestructuras en el exterior. En este caso, la compañía se quita de encima un activo con una carga añadida, toda vez que el procedimiento judicial sobre su adjudicación no ha finalizado.
Durante la instrucción, la ex consejera de Sanidad de Baleares Aina Castillo reconoció ante el juez que la concesión fue amañada para que recalara finalmente en ACS y, además, que se hubiera dado un problema de índole político en el caso de que no hubiera sido así. Un asunto turbio en el que la compañía ha decidido poner tierra de por medio.