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Endesa e Iberdrola pierden 6 millones al mes por tener parada Garoña

Tener la central nuclear cerrada, pero lista para operar en caso de que reabra, cuesta al mes 6 millones de euros a sus dueños, que acumulan 'números rojos' de más de 250 millones desde que cesó su actividad.

 

  • Un técnico en la sala de control de la central nuclear de Garoña.

Nuclenor, la sociedad a través de la que Endesa e Iberdrola controlan al 50% la central nuclear de Garoña (Burgos), se ha convertido en un pozo sin fondo de pérdidas económicas. Sus dueños decidieron parar máquinas y dejar de generar energía en diciembre de 2012 para evitar pagar el nuevo impuesto nuclear impuesto por el Gobierno y finalmente decretaron su cierre en julio de 2013.

Desde entonces, la planta cuyo cierre decretó años atrás el Ejecutivo de Zapatero no produce electricidad y, por lo tanto, no ingresa ni un euro. Sin embargo, Garoña no está ni cerrada definitivamente ni desenchufada del sistema ni mucho menos en previsión de desmantelamiento.

La central se mantiene preparada y lista para si un día sus propietarios, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el Gobierno que salga del 26J deciden, en conjunto, proceder a su reapertura. Mientras tanto, mantenerla en la situación actual cuesta al mes 6 millones de euros a Nuclenor, según confirman a Vozpópuli fuentes de sus accionistas.

Garoña no ingresa ni un euro desde diciembre de 2012, cuando dejó de generar electricidad, pero sus dueños la mantienen en 'stand by' por si reabre

El ritmo de pérdidas es endiablado. Según los datos económicos disponibles en los balances de Endesa e Iberdrola y las estimaciones de estas dos grandes eléctricas, los 'números rojos' acumulados superan ya los 250 millones de euros desde que cesó su actividad.

Y esta situación se prolongará, como poco, hasta finales de este año. En estos momentos, Nuclenor está a la espera de que el CSN emita un informe sobre las inversiones necesarias en la planta para garantizar su seguridad y el cumplimiento de los requisitos internacionales de la era post-Fukushima.

El supervisor nuclear tenía previsto pronunciarse entre junio y julio, pero con las elecciones del 26J a las puertas, ha optado por posponer su informe a noviembre, para evitar suspicacias entre los partidos políticos en plena campaña electoral, dada la polémica provocada por las disensiones internas dentro del CSN.

Nuclenor mantiene viva la solicitud de reapertura para la que el Ejecutivo de Rajoy le diseñó normas ad hoc de cara a sentar el precedente de ampliación de la vida útil de las nucleares españolas de 40 a 60 años.

Si el PP no vuelve a Moncloa, Garoña cerrará porque ni PSOE ni Podemos ni Ciudadanos quiere alargar la vida útil de las centrales

El programa nuclear del PP choca frontalmente con el de los otros tres partidos con posibilidad de gobernar o de participar en la investidura del nuevo inquilino de Moncloa.

PSOE, Podemos y Ciudadanos, con sus matices, coinciden en que las nucleares deberían ir cerrando progresivamente cuando vayan cumpliendo los 40 años, para apostar en el medio plazo por un mayor peso de las tecnologías renovables con el respaldo de las térmicas de gas.

Así que Nuclenor mantiene su objetivo formal de querer reabrir, pero ninguno de los dos accionistas está por la labor. Iberdrola ya ha dicho claramente que la quiere cerrar definitivamente y Endesa prefiere esperar a ver qué exigencias impone el CSN.

Iberdrola no quiere reabrir la planta y Endesa duda de que pueda ser rentable con las nuevas exigencias de inversión que imponga el CSN

Desde el punto de vista económico, los dos accionistas tienen claro que su reapertura no será rentable, no sólo por las pérdidas acumuladas sino también porque las nuevas inversiones requerirán más aportaciones dineradas a la central más pequeña y antigua de España.

Y si finalmente el PP no repite en Moncloa, no importará ni lo que diga el CSN ni lo que quiera Nuclenor: Garoña cerrará definitivamente.

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