El impacto de la salida parcial de ACS del capital de Iberdrola ha golpeado con fuerza la línea de flotación del grupo de construcción y servicios. En concreto, el agujero generado por la operación en sí y sus derivadas asciende a más de 1.850 millones de euros. A los casi 600 millones de minusvalías generadas por la colocación de las acciones en el mercado se suman los 962 millones resultantes del test de deterioro que se vio obligado a hacer ACS para ajustar el valor de la participación restante en la eléctrica y también los más de 300 millones que ha costado la refinanciación de la instrumental Residencial Montecarmelo, destinada a la tenencia de los títulos.
“La caída de las acciones de Iberdrola ha perturbado nuestra estrategia de financiación en los últimos doce meses”, ha indicado Florentino Pérez a los analistas durante la conference call de los resultados semestrales, en la que ha decido estar presente de forma excepcional “por la singularidad” de los mismos.
Tanto Pérez como Ángel García Altozano, director general de ACS, han dejado claro que la participación en Iberdrola queda en un muy segundo plano para centrarse en Hochtief. “Todas nuestras ilusiones están puestas ahora en el proyecto ACS-Hochtief” ha reiterado hasta en media docena de ocasiones Florentino Pérez.
Sin embargo, además del agujero generado por la operación, la salida de Iberdrola también tendrá un impacto significativo en los accionistas de la compañía. Su presidente ha explicado que ACS deberá eliminar el dividendo a cuenta, que pagaba tradicionalmente en febrero, debido a las pérdidas que ha registrado la empresa, aunque ha dejado la puerta abierta a que se mantenga el complementario. “Razonablemente, habrá un dividendo en julio pero la decisión deberá tomarla el consejo de administración y aun no ha tratado este asunto”, matizó Pérez.
El presidente de ACS también aseguró que la compañía mantendrá su participación en Iberdrola al menos durante los tres años que se contemplan en el contrato de refinanciación de Residencial Montecarmelo. “Los resultados de Iberdrola son buenos y sigue siendo una de las mejores eléctricas del mundo pero hemos preferido reducir el riesgo de la inversión”.
Una redución que a ACS le ha costado más de 1.850 millones de euros.