Iberia está cerca de conseguir un hito histórico: lograr acuerdos con todos sus colectivos para garantizar la estabilidad de la aerolínea para, al menos, los próximos cinco años. Sin embargo, la situación con el colectivo de tierra, el que queda por estampar su firma para este inédito acuerdo laboral, se complica debido a la premura de tiempo que exige el proceso de renovación de los contratos de mantenimiento de los aeropuertos españoles, uno de los pilares del colectivo de tierra de Iberia.
El próximo 20 de marzo finaliza el plazo para presentar las ofertas por estos contratos, muchos de los cuales están en manos de Iberia. Hasta entonces, restan algo menos de quince días que serán de frenéticas negociaciones para lograr un acuerdo.
De lo contrario, la aerolínea deberá seguir la línea marcada en su día, muy similar a la establecida en el denominado Plan de Transformación, presentado a finales de 2012. En lo que afecta al colectivo de tierra, Iberia preveía reducir su actividad de mantenimiento y handling presentándose tan sólo en casos muy excepcionales, donde lograra una notable rentabilidad.
En el caso de que Iberia decidiera no optar a la renovación de algunos de estos contratos, sus trabajadores deberían ser absorbidos por aquel grupo que se hiciera con el nuevo contrato pero se desligarían de la antigua aerolínea de bandera.
Compromiso con el empleo
La negociación con el personal de tierra se ha enquistado debido a que, al contrario de lo que ha sucedido con el resto de colectivos (pilotos y tripulantes de cabina de pasajeros), Iberia no ha garantizado el mantenimiento del empleo más allá de diciembre de 2015, cuando vence el acuerdo de mediación, y tampoco se ha comprometido a dejar del todo de lado la estrategia de segregar en otras compañías los negocios de mantenimiento y handling.
No obstante, las posturas se han acercado en los últimos días. En la presentación del acuerdo con el colectivo de tripulantes de cabina de pasajeros, los sindicatos se hicieron eco de estos avances, que básicamente consisten en que la compañía ha comenzado a reconsiderar una postura que, hasta el momento, se había mantenido inflexible.
Fuentes conocedoras de la situación apuntan a que la dirección de Iberia estaría dispuesta a hacer un esfuerzo y, al menos, ceder algo de terreno para garantizar al menos que no habrá segregación de estos negocios.
En manos de IAG
Sin embargo, la decisión definitiva depende de IAG, el holding que integra a la aerolínea con sus socios British Airways y Vueling. Al contrario de lo que sucede en Iberia, las otras dos empresas del grupo apenas cuentan con este tipo de línea de negocio.
En el caso de que se llegue a un acuerdo con el personal de tierra, Iberia sería igualmente selectiva con los contratos por los que luchará, aunque con criterios más flexibles. “Los sindicatos han entendido que muchas de las circunstancias que rodeaban a la antigua Iberia no puede permanecer en la nueva y que la compañía tiene que moverse más que nunca bajo criterios de responsabilidad”, apuntan fuentes del sector.
Por el momento, las espadas se mantienen en alto, las negociaciones prosiguen pero, eso sí, el margen de tiempo cada vez se reduce más.