La sede española de Lidl en Montcada i Reixac (Barcelona) es durante los últimos días una olla a presión. La inminencia de la proclamación de independencia catalana coloca en una situación muy complicada a una compañía que se ha convertido en el quinto distribuidor de alimentación de España y que, después de muchos años tanteando el terreno con prudencia, decidió hace menos de un lustro ir a por todas en el país con inversiones de cientos de millones cada año coordinadas desde Barcelona.
Cada tuit de Lidl promocionando sus productos y cada comentario en Facebook es respondido con la misma cantinela: "¿Van ustedes a abandonar Cataluña?". "No compraré más en sus tiendas mientras no salgan de Cataluña". Los boicots inverosímiles hace apenas unas semanas se han convertido en realidad y y la empresa alemana, única de las grandes compañías germanas en Barcelona que no se ha pronunciado expresamente a favor de su marcha si hay independencia (en el caso de Volkswagen o Seat lo hizo la patronal BPI, a la que están adscritos, en su nombre).
Fuentes oficiales de la compañía rechazan pronunciarse de ningún modo aunque la tensión que se está viviendo y los malos momentos es palpable. Los alemanes tienen un nuevo director general desde el pasado 22 de septiembre, Claus Grande, para quien el problema no es nuevo ya que tiene experiencia de muchos años en Lidl España, como director de ventas desde 2011.
La semana pasada el statement oficial de la compañía decía esto: "como empresa permanecemos atentos a la evolución socio-política de todos los países en los que estamos. No obstante, estamos enfocados en el desarrollo de nuestra estrategia comercial, que no está vinculada a ninguna coyuntura política. Respecto a la hipotética independencia de Cataluña, Lidl no se plantea ningún cambio mientras no se modifique el actual ordenamiento jurídico. Si eso se produjera, tomaríamos las medidas necesarias para garantizar el desarrollo de nuestro negocio en Cataluña y España, respetando el marco legal que quede establecido".
El comunicado ha sido excesivamente ambiguo para muchos clientes que no están satisfechos con esta postura de los supermercados alemanes y que amenazan de estos modos:
??? ¡Sonríe y sé feliz! ???#DíaMundalDeLaSonrisa pic.twitter.com/rpJ7dioCYI
— Lidl España (@lidlespana) October 6, 2017
Proveedores catalanes
La estructura poco autónoma de Lidl en España puede ser uno de los inconvenientes para esta poca agilidad, afirman fuentes del sector. "El surtido y los precios se deciden en Alemania y el equipo español solo implementa", lo cual puede hacer que se estén moviendo más a la defensiva de lo que harían en caso de que la decisión se tomara de forma autónoma.
Los directivos catalanes conforman en Lidl el 'core' de su estructura en España, con responsables como Ferrán Figueras es director financiero con 15 años de experiencia en el puesto. La compañía no sólo tiene su sede en Barcelona, sino que también ha aprovechado durante muchos años la posibilidad de tirar de proveedores catalanes, lo cual supone otro problema en caso de independencia al tener que reformular parte de su surtido para el resto de España en el caso de que estos productos fueran rechazados por el consumidor.