Las condiciones de venta del Banco de Valencia demuestran el alto coste para los contribuyentes que sigue teniendo el proceso de reforma financiera. La Caixa se ha adjudicado la entidad valenciana, máximo favorito en la puja como informaba ayer Vozpópuli, por un euro a cambio de un voluminoso saneamiento por parte del Estado. El FROB suscribirá un aumento de capital por un importe de 4.500 millones, transmitiendo posteriormente este organismo su participación a Caixabank por un euro. Previamente a la venta, en lo que se conoce como operación acordeón, los accionistas actuales, en el que hay un importante número de minoritarios, soportarán todas las pérdidas en las que haya incurrido la entidad, informa el FROB en un comunicado.
Tras la referida compraventa, se estima que CaixaBank pasará a tener una participación próxima al 99% de Banco de Valencia y, en cualquier caso, no inferior al 90%, incluso en el supuesto de que hubiese un elevado grado de participación de los accionistas minoritarios en el aumento de capital. Además, la operación establece que los tenedores de participaciones preferentes y subordinadas sufrirán la misma quita que Bruselas ha decidido para el resto de entidades nacinoalizadas.
Junto a esta inyección de capital del FROB, el Banco de Valencia transmitirá todo su ladrillo tóxico al banco malo. Esta cartera inmobiliaria deteriorada está compuesta por un volumen de 4.500 millones en préstamos y otros 1.000 millones en activos adjudicados. Además, para cubrir futuras pérdidas en una cartera predeterminada, la operación establece un esquema de protección de activos por el que, durante un plazo de diez años, el FROB asumirá el 72,5% de las pérdidas derivas en la cartera de Pymes, autónomos y avales del Banco de España, una una vez aplicadas las provisiones ya existentes en dichos activos.
Medidas especiales de liquidez
La fecha de la adjudicación estaba prevista para la semana que viene, pero ante el desinterés mostrado por BBVA (se descolgó de la puja la pasada semana) y Bankinter en adquirir la entidad, y dado que La Caixa parecía la única con real intención de adquirir el banco antes presidido por José Luis Olivas, el proceso se ha adelantado para decidirse por la entidad catalana. Además, otra de las razones que ha llevado al FROB a acelerar la adjudicación se basa en la deteriorada situación de liquidez del Banco de Valencia, motivados por sus problemas de financiación.
Esta situación ha obligado que sea el propio Banco de España el que proporcione un ELA (Emergency Liquidity Assistance), una provisión especial de liquidez, a la entidad valenciana hasta que Caixabank tome el control. Según explicó el Banco de Valencia en un hecho relevante, a última hora de ayer, "la entidad ha solicitado al Banco de España una provisión especial de liquidez que éste, de conformidad con el Banco Central Europeo, ha concedido, sustituyendo así la financiación del Eurosistema y, quedando plenamente asegurada la operativa normal de la entidad con clientes, depositantes y acreedores. Una vez que Caixabank comience a gestionar el Valencia, este ELA se sustituirá por la financiación habitual del BCE. El coste del ELA durante este período será sufragado por el comprador.
En los meses inmediatamente posteriores al verano, el Gobierno había planeado liquidar Banco de Valencia y vender los activos sanos que quedaran. Sin embargo, tras la publicación de los datos de Oliver Wyman y de la concreción de cómo se articulará el banco malo decidió sacarlo de nuevo a subasta (la operación quedó paralizada en abril cuando casi había terminado). El Ejecutivo también contemplaba no volver a entregar nuevos EPA ya que entendía que las entidades quedaban suficientemente saneadas con el traspaso de activos a Sareb, pero por sorpresa lo ha vuelvo a facilitar en esta operación, como ya hizo con Caja Castilla La Mancha, Cajasur y la CAM.
Banco de Valencia presentó al cierre de septiembre unas pérdidas de 389 millones, que pueden aumentar sustancialmente a final de año. Además, la entidad cuenta con un patrimonio negativo de 1.764 millones, después de que, además, la consultora Oliver Wyman detectara unas necesidades de capital de 3.462 millones para el peor de los escenarios contemplados.
Aprovechar el adelgazamiento de Bankia
El interés de La Caixa por Banco de Valencia cuenta con muchas aristas. Por una parte, la entidad catalana quiere reforzar su presencia en la comunidad valenciana en un momento crucial como éste en el que el adelgazamiento de Bankia puede significar una buena oportunidad para ganar negocio en esa comunidad.
La compra del Banco de Valencia permitiría al grupo presidido por Isidro Fainé llegar a la cuota del 10% en el mercado mediterráneo, frente al 7% actual, un nivel mínimo que tiene La Caixa en buena parte del mapa financiero español.