El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha afirmado que la comercialización de participaciones preferentes por parte de la entidad se hizo sin "ningún esfuerzo" y sin tener que presionar a los directivos de las sucursales o los clientes, y sostiene que "no hubo ningún problema mientras las cosas fueron bien". Sin embargo, cuando la situación cambió y el mercado se convirtió en "una ruina doméstica", reconoce que "habrá que pensar" que no era un producto adecuado para minoristas y pequeños ahorradores. Así se ha pronunciado ante la Comisión de Economía del Congreso, donde ha comparecido para informar sobre la reestructuración bancaria y el sistema financiero "La emisión masiva de preferentes fue en su mandato", le han recordado todos los portavoces de la oposición.
Ante estas palabras, Blesa ha recordado que entre junio y julio de 2009 Caja Madrid emitió 1.500 millones de euros en preferentes que, por la demanda registrada, fueron ampliados hasta los 3.000 millones. "Hubo tal demanda que se amplió (la operación). No costó ningún esfuerzo, no hubo que presionar en absoluto a la red para colocar esa emisión, porque en aquel momento, con los tipos que había, ofrecer un 7% era suficientemente atractivo", ha dicho, recordando además que la emisión estaba autorizada tanto por el Banco de España como por la CNMV.
A renglón seguido, Blesa ha reconocido sin embargo que, "visto lo visto, está claro que no basta" con el folleto de información sobre los títulos comercializados, donde "se advierte de los riesgos" que conllevan, aunque también ha matizado que "mientras las cosas fueron bien no hubo ningún problema y todo el mundo cobró".
CajaMadrid, en positivo
El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa también ha asegurado que cuando se fue en 2010 la entidad estaba en positivo pero no ha hecho referencia ni a la creación de Bankia ni a su posterior crisis e intervención pública porque él ya no estaba en la caja de ahorros. En todo caso, ha pedido que se juzguen las decisiones financieras en el marco general en que fueron tomadas.
"No puedo pronunciarme de la gestión de la caja a partir de mi salida, porque no la conozco, ni tampoco sobre las circunstancias que llevaron al consejo de administración a tomar las decisiones que tomó, sin duda, pensando que era lo mejor para la caja", ha dicho Blesa prácticamente al inicio de su intervención. De hecho, ha recordado que en los albores del siglo XXI la coyuntura económica general era de crecimiento, lo que generó políticas "expansivas" en las entidades financieras y también algunos "excesos" por parte de "todos los actores" económicos, si bien "en la banca no se dio crédito a ciegas" según ha defendido.
"Las decisiones tomadas por todos los actores de la vida económica hay que juzgarlas de conformidad con el entorno macroeconómico. Hoy todas las cosas las vemos a la luz de una crisis mundial que ha arrastrado a una situación dramática, pero entonces las decisiones se adoptaron por unos parámetros seriamente valorados", ha insistido.
Crecimiento equilibrado
En cualquier caso, el expresidente de la entidad ha recordado que, cuando su mandato acabó en enero de 2010, las cuentas de 2009 estaban "cerradas y prácticamente auditadas", y reflejaban que el balance de la caja se había multiplicado por seis, pasando de 33.000 a 192.000 millones de euros. Para garantizar un "crecimiento equilibrado" se captaron depósitos de clientes, alcanzando una cuota de clientes del 7,3%, "la mayor de la historia de Caja Madrid", además de tener una "cómoda posición de liquidez" con 15.700 millones de euros, pese a que la inversión crediticia ya estaba cayendo por la crisis y la demanda de crédito se había reducido un 30% en el importe y un 40% en el número de operaciones en ese ejercicio.
"Pese a todas las dificultades del momento para todas las entidades financieras, los mercados mantenían la confianza en Caja Madrid y por eso pudimos colocar en dos días una emisión de cédulas hipotecarias de 1.750 millones de euros, suscrita en un 81% por inversores extranjeros y que logró la mejor calificación de Fitch y Moody's", ha subrayado. En cuanto a la competitividad de la entidad, Blesa ha afirmado que el volumen de negocio por oficina ascendía a 133 millones de euros y los gastos se habían reducido un 9,2%, lo que mejoraba la competitividad de la entidad. También la ratio de eficiencia era "una de las mejores de la banca española", con un 38%; mientras que la ratio de la solvencia había mejorado en 50 puntos básicos y había un "exceso de capital" con respecto al capital regulatorio mínimo obligatorio de 3.282 millones.
"En casi catorce años al frente de la entidad, gracias a un gran equipo humano y aprovechando una etapa de crecimiento, impulsé el crecimiento de la entidad, su expansión geográfica y la diversificación del negocio", ha defendido, explicando que en cuanto "saltaron todas las alarmas" ante la crisis Caja Madrid apostó por aumentar el número de oficinas, captar más clientes, impulsar la banca de negocios, diversificar geográficamente los ingresos y también captar inversiones de diferente naturaleza.