El grupo industrial portugués BA Vidro, liderado por Carlos Moreira, ha recuperado el mando de La Seda y ha avanzado que quiere vender las plantas de su negocio químico, entre ellas la histórica de El Prat de Llobregat (Barcelona) y la de IQA en Tarragona, para centrarse en el embalaje de plástico. Esta es la principal conclusión de la junta general de accionistas celebrada este miércoles, tras la cual el propio Moreira, cuyo grupo es el primer accionista de La Seda, con un 20% del capital, ha sido nombrado presidente, recuperando el cargo que abandonó el pasado 12 de abril.
La junta ha puesto también de manifiesto que La Seda mantiene, por el momento, la solicitud de concurso de acreedores y que BA Vidro ha ganado la primera batalla en su pugna interna por el control de la compañía con el fondo buitre Anchorage, el primer acreedor de la química catalana.
Durante la junta, que ha durado más de cuatro horas, también se ha renovado el consejo de administración, al que han vuelto Jorge Alexandre Tavares y el propio Moreira, y del que ha salido quien hasta ahora llevaba el mando de la compañía, José Luis Morlanes, cuyo cese han apoyado el 81% de los accionistas presentes. Morlanes ha dejado clara su oposición a la presentación del concurso de acreedores y ha dado a entender que, si él siguiera en el consejo, plantearía la retirada del concurso, pero la atención de la junta se ha centrado en los cambios en el consejo y en las propuestas de reestructuración de la deuda.
Más allá de la pugna interna que sigue viviendo la compañía, los planes de BA Vidro pasan por vender todo el negocio químico de La Seda, lo que afecta a las plantas de El Prat, a tres plantas en Italia, a la fábrica de Turquía, la de IQA en Tarragona así como a su participación en una planta en Sines (Portugal). Los trabajadores de estos centros estarían en manos de los futuros compradores, según la agencia Efe, que cita fuentes conocedoras de los planes de BA Vidro.
A juicio del grupo industrial portugués, en la actual situación de La Seda hay que centrarse en el negocio de embalaje de plástico, que sí resulta rentable.
La junta de accionistas rechaza los planes de Anchorage
A pesar de que este martes el fondo buitre Anchorage obtuvo el mínimo de apoyo requerido a su propuesta de refinanciación de la deuda, con un 75%, la junta de accionistas ha rechazado este miércoles los planes de este fondo y ha aprobado la vuelta al consejo de BA Vidro, si bien los accionistas minoritarios siguen tan descontentos tanto con unos gestores como con otros, porque sus acciones siguen perdiendo valor.
Con este mandato de la junta, que ha dado luz verde a la ampliación de capital de 40 millones de euros planteada por el primer accionista, BA Vidro se propone ahora negociar un acuerdo con los acreedores, entre ellos Anchorage.
La imposibilidad de refinanciar un crédito sindicado de 235 millones fue lo que motivó la solicitud del concurso de acreedores el pasado 17 de junio, y por ello BA Vidro quiere intentar un acuerdo con Anchorage, según fuentes próximas al grupo portugués citadas por Efe. Según esas mismas fuentes, BA Vidro quiere que 145 de esos 235 millones sean deuda vinculada a la división de embalaje, plantea convertir 60 millones de deuda en capital y obtener al menos 30 millones más de la venta del negocio químico. De esta forma, el grupo industrial portugués evitaría que los acreedores, entre ellos Anchorage, pudieran tener más del 25 % del accionariado de la compañía.
La junta ha puesto también de manifiesto el divorcio entre Morlanes y el grupo industrial liderado por Moreira, que cree que éste ha liderado un consejo más preocupado por los intereses de Anchorage. En cambio, Morlanes ha destacado que siempre ha velado por los intereses de todos los accionistas y por la continuidad de una compañía que el año pasado perdió 199 millones de euros y cuyo futuro es incierto.
En cuanto al día a día de la compañía, el concurso de acreedores todavía no ha sido decretado y el consejo estará compuesto por cinco miembros, entre ellos Moreira y Tavares.