El ex presidente de Pescanova, Manuel Fernández Sousa, informó al juzgado de Pontevedra de que la compañía está totalmente paralizada, reclamando, por tanto, su reposición en el cargo. Lo cierto es que no es el único que tiene esos temores: los principales acreedores también están asustados por el deterioro de la actividad de la empresa, pero no quieren bajo ningún concepto la reposición del expresidente, sino que se contrate un ejecutivo independiente que ayude a Deloitte. Sólo así darán la liquidez necesaria para que Pescanova no colapse.
El grupo delegado de acreedores (steering comité) está inactivo desde la presentación del concurso el pasado día 15 de abril, pero tiene voluntad de constituirse de nuevo y comenzar su actividad, para trabajar con Deloitte en un plan de viabilidad de la compañía.
En este sentido, han valorado de manera más que positiva que Fernández Sousa haya sido apartado de sus cargos en la compañía. Entre algunos consejeros hay malestar, ya que el relevo ha sido para todo el consejo de administración, algo que “nos iguala en maldad a todos”, según comentaban desde el entorno del Grupo Damm y Luxempart, grupo de accionistas que se negaron a firmar las cuentas de 2012 antes de que estallara el escándalo, pero entienden que los bancos no van a aportar dinero con el antiguo equipo gestor al frente.
“Somos conscientes de que en breve nos van a solicitar unos cuantos millones de euros simplemente para que la empresa mantenga su actividad mientras continúan las tareas de forensic, pero para ello hará falta, además de que no esté Sousa, un equipo directivo creíble, que sea capaz de proteger la caja y el negocio operativo real”, señalan desde una entidad perteneciente al steering comite.
Contentos por el relevo
Los bancos están contentos por este relevo, ya que tenían sus reservas sobre la posibilidad de que un juez de Pontevedra relevara al presidente de Pescanova. Por el contrario, se temían que se mantuviera durante el periodo concursal, lo que bloquearía cualquier tipo de acción contra él. En este caso, habían manifestado con claridad que no estaban dispuestos a plantear ningún tipo de apoyo financiero si seguía el ya ex presidente al frente de la empresa.
De momento, Deloitte ya está trabajando en Pescanova y afronta un escenario complejo. Como ya informó Vozpópuli, el número de bancos con deuda pendiente ha ido incrementándose en los últimos tiempos.
La llegada de un ejecutivo independiente es algo habitual en compañias que cambian de manos. Así ha ocurrido recientemente en La Seda, después de que se marchara el antiguo presidente, Carlos Moreiras, y se hiciera con las riendas del fondo Anchorage.