Hace algo más de diez años, Joaquín Rivero, por entonces presidente de Metrovacesa, pretendía convertir la compañía en una inmobiliaria casi exclusivamente patrimonialista. Los efectos de la crisis no habían empezado por entonces a asomar aunque sí las advertencias, y no pocas, de la existencia de una burbuja cuyo estallido tendría consecuencias incalculables, especialmente para el área residencial. La lucha intestina entre los accionistas por el control de toda una empresa Ibex-35 hizo imposible que el recientemente fallecido empresario jerezano llevara a cabo sus planes. Tras diversos avatares, Metrovacesa vuelve a ser un referente en el inmobiliario pero con el sesgo totalmente contrario: es, esencialmente, una promotora residencial.
Desligada de su parte patrimonialista, integrada en la socimi Merlin Properties, Metrovacesa recupera su antigua denominación y deja atrás la de Metrovacesa Suelo y Promoción. Y todo después de la última ampliación de capital, en la que Santander, BBVA y Banco Popular, sus accionistas de referencia, aportaron activos de suelo valorados en algo más de 1.100 millones de euros. En total, 3,1 millones de metros cuadrados, que se convierten en 6 millones si se suman a los que ya estaban en la cartera de la compañía. Una superficie que equivale al doble de la que posee el ámbito de la archiconocida ‘operación Chamartín’.
Traducido a pisos, unos 40.000. Una cartera a la que sería imposible dar salida hace apenas un par de años. Sin embargo, los planes de la compañía pasan por vender entre 4.000 y 5.000 unidades por ejercicio a partir de 2018. Las cuentas salen si se tienen en cuenta las previsiones de Jorge Pérez de Leza, consejero delegado de la compañía.
Ciclo alcista para el futuro
“Pensamos que el actual ciclo alcista puede prolongarse, al menos, durante seis o siete años”. Tiempo que Metrovacesa afronta con la tranquilidad de no arrastrar deuda por la compra de suelo. “No tendremos un problema de apalancamiento, nuestra deuda actual es prácticamente inexistente”. Incluso, Pérez de Leza aseguró que este escenario no es precisamente el colmo de la eficiencia. “Con un porcentaje de deuda sobre valor de activos de entre el 20% y el 25% estaremos bien. No estamos ahora ahí pero es donde queremos llegar”.
Teniendo en cuenta que tras la ampliación de capital el valor de los activos de Metrovacesa es de unos 2.600 millones de euros, la promotora cumpliría su objetivo con una deuda en el entorno de los 650 millones de euros.
Si se cumplen las previsiones de Metrovacesa, el negocio de la venta de pisos gozaría de siete años de vacas gordas para tratar de compensar casi otros siete de flacas. Pero eso sí, teniendo muy presente el precedente de la anterior crisis, en especial en lo que se refiere a la formación de la burbuja inmobiliaria.