Las reiteradas promesas por parte del Gobierno de que la línea de alta velocidad entre Madrid y Galicia estará completada en 2018 corren serio peligro de convertirse en uno más de los incumplimientos a cargo del Ejecutivo que preside Mariano Rajoy. La fase que se está construyendo en la actualidad, entre la localidad vallisoletana de Olmedo y Zamora, se está viendo afectada por una serie de incidentes, entre ellos la falta de liquidez, que se ha traducido en prolongados parones en las obras, lo que también pone en riesgo la apertura de este tramo para el año que viene.
Los problemas en el AVE a Galicia también provienen de los sucesivos cambios de planes que se están llevando a cabo desde el Ministerio de Fomento, con el fin de tratar de abaratar al máximo el coste de la infraestructura. A su llegada al departamento, en enero de 2012, el equipo de la ministra, Ana Pastor, puso en marcha un plan para revisar los planes heredados de la anterior administración y evitar gastos innecesarios, especialmente en lo que se refiere a las denominadas “estaciones de autor”: tan fastuosas como prescindibles.
Sin embargo, también se han revisado aspectos como los tramos con doble vía, que se han suprimido precisamente en la etapa que actualmente está más avanzada, entre Olmedo y Zamora, y que hace que la consideración de la línea como de alta velocidad quede en entredicho.
Descartadas las estaciones de campanillas, algunos retrasos provienen de puntos de parada y apeaderos que aparecen y desaparecen de los planes con gran facilidad. Un ejemplo paradigmático es el de la pequeña localidad zamorana de Otero de Sanabria, en la que está prevista la construcción de una estación del AVE pese a contar con menos de una treintena de habitantes.
“Sería un regalo para la localidad y para toda la comarca pero creemos que, finalmente, no se va a construir”, asegura un diputado provincial de Zamora. “No tiene sentido alguno, a no ser la atracción que supondría de viajeros procedentes de Portugal”. La zona está cercana a la frontera lusa y más concretamente a la localidad de Bragança. “Pero para esto, primero deberían remozar la carretera que hay entre ambos puntos cuyo estado, a día de hoy, es bastante mejorable”.
Trabajos a ritmos mínimos
Para la minúscula y deshabitada Otero de Sanabria también estaba prevista la construcción de un centro para el cambio de ancho de vía, aunque lo más probable es que Valladolid sea su destino final.
“Todos estos cambios y revisiones de los planes están ocasionando retrasos que se acumulan y que, posteriormente, son difícilmente recuperables”, aseguran desde una de las constructoras que lleva a cabo uno de los tramos entre Olmedo y Zamora. Algunas de ellas han sido perjudicadas por circunstancias como que, de pronto, deje de llegar el dinero y los trabajadores de las subcontratas abandonen las obras hasta nuevo aviso.
Situaciones similares se están dando, incluso con mayor incidencia en los tramos entre Zamora y Orense, en los que se encuentran varios de los túneles que figuran en el trazado original de la línea. “En ocasiones, estos retrasos se deben a la falta de dinero; pero en otras, son las modificaciones de los proyectos lo que hace que los trabajos no puedan avanzar según lo previsto”, asegura la citada fuente política.
De este modo, algunos de los tramos no presenta un abandono de la actividad, un extremo que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha desmentido en numerosas ocasiones, pero sí están avanzando a un ritmo muy inferior al previsto, lo que pone en peligro el cumplimiento de los cronogramas.