Pescanova anunció este miércoles la convocatoria del consejo extraordinario que le solicitaba grupo Damm, tras la presentación del preconcurso de acreedores. Damm es un principal grupo cervecero que preside Demetrio Carceller, y posee un 6,1% de la empresa gallega. En el consejo de Pescanova se sienta su hermano, José Carceller. Los Carceller tienen un monumental enfado, ya que entraron hace menos de dos años en la compañía y se han encontrado con prácticas poco transparentes. Así, no firmaron las cuentas de 2012, junto a otros tres consejeros. Si este jueves no hay respuestas convincentes, actuarán contra el equipo gestor.
De momento, todavía imperan formalmente las buenas maneras, a pesar de que hay un serio temor a la existencia oculta de un importante monto de deuda. Sin embargo, fuentes cercanas al grupo Carceller indican que continúan buscando soluciones “desde dentro del consejo”. Es decir, conceden una oportunidad a que se reconduzca la situación y a que los desfases contables sean menores de lo temido. En definitiva, que se puedan reformular con cierta rapidez las cuentas y levantar el preconcurso.
Algo que parece complicado, si resultan ciertas las informaciones que aparecen, que hacen crecer la bolsa de deuda oculta cada día más. Para ello, será imprescindible que retome su actividad el banco de negocios Houlihan Lokey, contratado y descontratado casi en cuestión de horas.
Ver y escuchar, de momento
La actitud es la de “escuchar e intentar adoptar decisiones estratégicas desde el consejo”, insisten, aunque si no fuera así, comenzarían las actuaciones “desde fuera del consejo”, una expresión significativa. En ese segundo escenario, comenzarían las actuaciones en busca de la depuración de responsabilidades, aunque desde el entorno de Carceller hacen un último llamamiento a la “actitud positiva”.
Una actitud todavía componedora que no esconde, sin embargo, el innegable malestar del grupo, que se ha encontrado con una situación que roza lo dramático al poco tiempo de entrar. La compañía gallega tiene un entramado de sociedades internacionales que están fuera del alcance de la auditoría y, por tanto, fuera del perímetro de deuda. ¿Cuánta deuda puede haber oculta en ellas? Ese es el gran misterio a aclarar, suponiendo que sólo haya deuda y no otro tipo de malas prácticas.
Los bancos acreedores temen que haya un importante agujero, en una empresa que ya tenía un endeudamiento estimado muy estimable: alrededor de 1.500 millones de euros, para menos de 200 millones de euro de Ebitda.
Lo cierto es que el management de Pescanova, a cuyo frente está su presidente, José Manuel Fernández-Sousa, afronta un futuro realmente complicado, con un enorme malestar por parte de los accionistas recién llegados (Damm-Carceller y los luxemburgueses Luxempart) así como de la banca acreedora. De los minoritarios, mejor ni hablar.