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Carceller reta a los bancos en Pescanova a que se queden la compañía y la gestionen

Las entidades financieras presionan a KKR para que mejore la oferta e incluso dejan caer que podría entrar un nuevo socio industrial. Carceller no se baja del carro y les anima a quedarse con la compañía y gestionarla. Y si no, la liquidación. 

Las negociaciones sobre el plan de viabilidad de Pescanova continúan con intensidad, pero sin frutos. Grupo Damm (familia Carceller) no tiene la menor intención de hacer concesiones con la quita de deuda y los bancos no quieren regalar la compañía y amenazan con varias opciones, incluso con la irrupción de un nuevo socio industrial. Carceller les reitera a los bancos que si no ven claro su plan, que se queden ellos con el grupo alimentario, a ver si saben gestionarlo.

El problema es que la compañía está en un proceso de negociación que debe finalizar, por orden concursal, a finales de mes. Si no hay quorum, se procederá a la liquidación de la empresa, algo que dejaría una enorme sensación de fracaso tanto a los bancos, que han facilitado el crédito urgente para que no sucumba la empresa, como para Carceller, que ha intentado ponerse el frente de la gestión, como para Deloitte, el administrador concursal.

Pero Grupo Damm tiene las cifras muy claras: con poco más de 100 millones de Ebitda, la compañía es viable en una nueva etapa, en la que quede liberada de deuda. No quiere entrar ahora en una negociación sobre cuánta losa financiera puede soportar la compañía.

Presión a KKR

Los bancos, por su parte, insisten en que no quieren ‘regalar’ la empresa a Grupo Damm, a pesar de que ellos también serán partícipes de todo lo bueno que pudiera pasar en el futuro. Y amenazan con que KKR (presunto aliado de Damm y Luxempart) puede aparecer con más dinero.

Un juego de órdagos en el que los bancos presumen de que ya no tienen nada que perder al haber dotado íntegramente sus posiciones… y Carceller lo mismo. A la ‘amenaza’ de ejecutar la compañía, hacerse con el control de la gestión y relevar el consejo por completo, Grupo Damm responde que les entrega las llaves cuando quieran.

Los acreedores apuntan que no sería la primera vez que ocurre este tipo de operaciones y que todo pasaría por nombrar un nuevo consejero delegado. Incluso los hay que no desdeñan la posibilidad de que el actual presidente, Juan Manuel Urgoiti, continuara, aunque parece complicado ya que, como buen bancario en el pasado, sabe que este tipo de actuaciones no suele acabar bien.

Carceller quiere ver cómo resuelven los bancos la gestión de la flota, la renovación de licencias en África o la situación concursal en Chile. En el seno familiar están convencidos de que no es posible un grupo bancario al frente de una empresa tan complicada como Pescanova.

Pero los bancos incluso han dejado caer la posibilidad de que aparezca en escena un nuevo grupo industrial, algo que parece un ‘farol’ más que otra cosa. Pero esto se ha dejado caer en las reuniones sostenidas en días pasados.

El máximo riesgo es que, después de todas las recientes tribulaciones, Pescanova está hoy más cerca que nunca de la liquidación. “La negociación deberá romper por algún lado”, dicen desde los dos flancos. Pero de momento, nadie cede. 

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