Los bancos acreedores siguen sin firmar la ayuda financiera urgente para Pescanova, ya que Deloitte no les pone sobre la mesa un papel con cifras concretas. El administrador concursal está sucumbiendo ante la complejísima situación de la compañía (o al menos, no logra desenredarla con la rapidez deseada) y desde los bancos comentan que puede tardar entre tres y cuatro meses en ofrecerles el estado real de la deuda y un mínimo plan de viabilidad.
Así las cosas, el pool bancario ha vuelto a llamar con el despacho Freshfields, al que ya se contactó en el momento inicial para intentar delimitar el volumen total de la deuda. Eso se enfrió una vez el juzgado de Pontevedra nombró a KPMG como asesor forense de la entidad, a instancias de la CNMV. Pero ahora los bancos buscan de nuevo asesoría, ya que no quieren poner dinero si tener clara la situación en la empresa.
La situación es compleja. Deloitte trabaja pero no logra ofrecer cifra concretas para que las entidades financieras firmen el crédito de 55 millones que permitan a Pescanova mantener su actividad ordinaria hasta final de año, aproximadamente. A pesar de que incluso están planteadas las características del préstamo (a 12 meses y Euribor más 400 puntos básicos), este sigue sin firmarse. Hoy mismo se reanudarán los contactos entre Deloitte y las entidades financieras, pero el administrador concursal busca que apoyen también Santander, BBVA algunos más, como medida de confianza más que otra cosa.
Los bancos señalan que Deloitte todavía no ha logrado hacerse con el control total de la compañía. Las participaciones en las filiales en países opacos no están del todo claras y en ellas hay ejecutivos todavía muy afines al ex presidente, Manuel Fernández Sousa.
Las entidades acreedoras están por la labor de socorrer a Pescanova, pero hay otro problema de fondo: son muchos bancos y ninguno tiene una posición excesivamente comprometedora para su balance.