El pasado lunes tuvo lugar una conference call entre los bancos acreedores que han facilitado el crédito de urgencia a Pescanova, (Sabadell, Bankia, Popular, La Caixa, BBVA, Santander, Novagalicia; conocidos como G7), y Grupo Damm. En dicho encuentro, preparatorio para la Junta de Accionistas donde debía decidirse el futuro de la compañía, se confirmó expresamente por parte de los cerveceros que el candidato para presidir la empresa gallega, si obtenían el apoyo de los accionistas, era Juan Manuel Urgoiti. Por su lado, Carceller aseguró su compromiso por la empresa: irá a la ampliación prevista y seguramente, aportará inversores.
Los bancos, por su lado, le reiteraron a Damm que sólo aprobarían sentarse a refinanciar la enorme deuda de Pescanova (3.600 millones de euros) si se hacían con el control de la compañía. Así estaba estaba previsto y así ocurrió: conn un 70% de los apoyos, Damm ha logrado nombrar el consejo de la compañía, con Urgoiti al frente. Hasta entonces, los acreedores pidieron un perfil bajo al nuevo equipo, incluso en el consejo previo a la asamblea de accionista, ya que se preveía que hubiera más que palabras en el mismo.
Así fue: la ‘facción’ Sousa se negó a dimitir y nombrar un conductor de la Junta, poniendo al frente de la misma a un hombre afín, José María Fernández-Carasa. Pero daba igual: si los bancos decían que sólo rescatarán a Pescanova siempre que no haya rescoldos del ex presidente, también los proxies pedían el voto para Damm.
Esta candidatura llegaba a la asamblea con un 44% firmado y calculaba algo más del 70% de apoyo. La previsión fue clavada.
Asimismo, ese lunes quedó claro que tocará aplicar la quita correspondiente, nombrar un CEO y proceder a una ampliación de capital.
Sobre la condonación de deuda, la cifra está comprendida entre el 70% y el 80%, dependiente entre otras cosas de la voluntad de las entidades financieras de capitalizar más o menos deuda. “Habrá menos quita para quien más capitalice y viceversa”, decían desde un banco acreedor.
Dinero fresco.
Respecto a la ampliación que tendrá que llegar a medio plazo, “Carceller nos dijo que él está dispuesto a poner más dinero si hace falta, y a traer inversores. Interés hay desde hace tiempo por varios operadores, tanto de la alimentación y distribución como meros financieros”.
¿Por qué dan apoyo los bancos a Damm? “Carceller no es una hermanita de la caridad. Es un hombre duro, pero entendemos que tiene solvencia y una trayectoria que nos parece mucho más fiable que la del anterior equipo directivo. Si dice que Urgoiti es su hombre, no tenemos mucho más que objetar”.
Tanto los bancos como Damm están por la labor de dar continuidad a la compañía. Mientras el primero es consciente de que su inversión se ha esfumado, los bancos han provisionado parte de las pérdidas en Pescanova, pero cuanto más deuda capitalicen, menos impacto tendrá en su balance.
La hoja de ruta está trazada. A mediados de octubre se espera el plan financiero presentado por el nuevo equipo y poco después, el acuerdo de refinanciación. Se comenzará a trabajar sobre ambos asuntos ya mismo.
Fin de la era Sousa
Ahora, parece que la era Sousa finaliza definitivamente, salvo sorpresas no previstas, y comienza una nueva etapa. Los bancos y la propia Damm aseguran la viabilidad de la empresa con la misma marca.
Sus detractores, grupo en el que podría estar incluso Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, dejan caer más o menos veladamente que Carceller viene a trocear la empresa, llevársela o venderla a algún operador como su socio alemán de Oettker.
Ponen en duda, además, la valía de Urgoiti, debido a la situación en la que está el Banco Gallego, a pesar de que en la otra candidatura anunciaban personas para pilotar la compañía como Baldomero Falcones o Elena Espinosa, con importantes fracasos empresariales o políticos, aunque muchas de ellas ni siquiera habían confirmado que iban en esas listas.
Si cristaliza el escenario ideal, en breve debería llegar un acuerdo de refinanciación, el fin de la administración concursal y la entrada de dinero fresco. El otro es truculento. El tiempo, como suele decirse, será quien aclare todo.