Apenas diez días después de su llegada a la presidencia de AENA, Jaime García-Legaz tuvo su primer encuentro con los analistas, tras la presentación de los resultados del tercer trimestre de la compañía. A preguntas de los representantes de las firmas de Bolsa que siguen el valor, García-Legaz dejó claro que el Estado va a seguir manteniendo un 51% de la empresa pero también admitió la existencia de un debate en torno a una mayor privatización de la compañía, algo por lo que luchó en vano su antecesor en el cargo, José Manuel Vargas.
"El Gobierno está muy confortable con la participación del 51% y no va a ir más lejos", aseguró García-Legaz que, ante la insistencia de los analistas, dejó claro que en este punto Enaire, la sociedad a través de la que el Estado controla su participación en el gestor aeroportuario, no está en la misma sintonía que otros accionistas de la compañía.
El nuevo presidente y consejero delegado de AENA apuntó que en el resto de asuntos prioritarios que están encima de la mesa con vistas al futuro inmediato de la empresa el acuerdo entre accionistas es total. "Todos están conformes en que debemos centrarnos en el desarrollo del negocio internacional, el crecimiento y la adecuada gestión de los activos inmobiliarios en los aeropuertos Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat".
Los inversores institucionales, encabezados por el fondo TCI, que además tiene presencia en el consejo de administración merced a su participación de algo más del 11%, consideran que la presencia mayoritaria del Estado en el capital de AENA lastra a la compañía en aspectos como su participación en procesos de privatización de aeropuertos en el exterior, además de su competitividad.
Ultimado el plan estratégico
La postura de Vargas estaba alineada con la de estos accionistas, aunque finalmente no pudo convencer al Gobierno de la conveniencia de promover una colocación adicional de acciones de AENA en el mercado por parte del Estado. García-Legaz dejó claro a los analistas (y a los accionistas) que esa puerta está cerrada.
Mientras, AENA ultima la presentación de un plan estratégico que el mercado espera durante algún tiempo y que ha tenido que ser repetidamente retrasado a causa de factores como el largo periodo de Gobierno en funciones y la aprobación y entrada en vigor del Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA).
Aunque García-Legaz no quiso dar como referencia una fecha concreta, sí aseguró que, en principio, el plan podría estar listo para antes de que terminase el presente ejercicio. Sus principales pilares serán el desarrollo en el exterior y la gestión de los activos inmobiliarios, cuyos primeros pasos ya se dieron bajo la presidencia de José Manuel Vargas.
AENA registró un beneficio de 965,5 millones de euros en los nueve primeros meses del año, un 2,2% más que en el mismo periodo de 2016. El beneficio se hubiera incrementado un 22% si se excluyen los extraordinarios del pasado año por la reversión de las provisiones que llevó a cabo la compañía relacionadas con los procesos judiciales por expropiaciones en Barajas, que finalmente fueron resueltos a su favor.