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El refresco más pijo del mundo es obra de cuatro asturianos y se enlata en luna llena

Cuatro amigos asturianos han lanzado al mercado un nuevo refresco enlatado de agua con sabor a gengibre y lima que se envasa únicamente las noches de luna llena. Han invertido siete años de trabajo y cerca de 400.000 euros.

  • Lata de Moonwater.

El refresco más pijo del mundo, Moonwater, es obra de cuatro amigos asturianos. "No me ofende el calificativo", comenta Nacho Alonso, uno de los cuatro socios, "desde luego es una bebida que supone una experiencia única, el momento en el que se consume es irrepetible".

El pasado día 5 de octubre, luna llena, la empresa montada por Nacho Alonso, Pablo Tresguerres, Daniel Fernández,e Ismael Sánchez lanzó al mercado el nuevo refresco, 120.000 latas distribuidas por locales de moda de la noche madrileña. No se puede ser más pijo: agua envasada únicamente los días de luna llena, con sabor a gengibre y lima, en latas diseñadas por Óscar Mariné, autor, por ejemplo, de los carteles de las películas Todo sobre mi madre, El día de la bestia, o Tierra, de los directores Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia y Julio Medem. "Independientemente de que suene más o menos pijo, tiene un toque especial", dice Alonso.

El lanzamiento del nuevo refresco es fruto de varios años de trabajo de los cuatro amigos asturianos, de entre 34 y 45 años de edad. Y también forma parte de una tendencia mundial en el sector de los refrescos, aguas, y cervezas: la producción artesanal o por parte de pequeñas empresas de bebidas novedosas que compiten, todavía a pequeña escala, con las multinacionales del sector.

"He hipotecado mi casa", dice uno de los cuatro emprendedores autores de Moonwater

"El proyecto comenzó hace siete años", recuerda Nacho Alonso. "Pablo y Daniel tenían una empresa de publicidad, habían realizado campañas de publicidad para empresas y el Gobierno de Asturias; yo había sido consejero delegado de una empresa textil, e Ismael es experto en márketing digital; también algunos teníamos experiencia en hostelería. Decidimos juntarnos y crear algo nosotros mismos; pensamos que el consumidor está pidiendo nuevos sabores, diferentes, nuevas experiencias, bebidas sin azúcares".

El primer problema al que se enfrentaron los cuatro socios fue registrar el nombre del refresco, Moonwater. "Nos costó mucho. En el registro español nos dijeron que era una denominación genérica y que no podíamos hacerlo, pero fuimos al registro europeo y ahí sí conseguimos los permisos", comenta Alonso. "También nos costó mucho llegar a Óscar Mariné", recuerda, "pero una vez que contactamos con él, enseguida se metió de cabeza en el proyecto".

Los cuatro socios han logrado reunir cerca de 400.000 euros para hacer realidad Moonwater. "Yo he hipotecado mi casa", dice Alonso. "No hemos pedido ningún crédito bancario, pero sí estamos tratando de lograr ayudas públicas del Gobierno asturiano y de Enisa". Este año fueron invitados a un evento de emprendedores celebrado en Asturias, y el refresco fue seleccionado entre las mejores cuatro startup asturianas. "Tuvimos reuniones con inversores, y hemos tenido un par de propuestas interesantes, pero por ahora preferimos seguir solos", señala.

Asturias, Valencia, Alemania, Madrid

"Los cuatro somos unos enamorados de la luna, y queríamos que todo en el refresco girara en torno a la luna", comenta. "No vendemos que la bebida, al ser envasada en luna llena, provoque un efecto especial", explica. "Se trata de vender una experiencia única: sabes que estás bebiendo algo irrepetible, que tiene una edición limitada".

La empresa de los cuatro emprendedores asturianos, Moondrinks, comienza a envasar el refresco a las doce de la noche de luna llena. "Por ley, los refrescos embotellados llevan en la parte inferior la fecha del envasado, así nuestros consumidores pueden comprobar que Moonwater se envasó en luna llena", indica.

"Los camiones con las latas procedentes de Alemania tenían que cruzar Cataluña justo después del 1 de octubre y nos temimos lo peor"

El refresco se fabrica y enlata en Asturias, operación que realiza una empresa dedicada al envasado de agua. El agua procede del manantial de Galea, cerca de Gijón. El sabor lo produce una empresa valenciana. Las latas se fabrican en Alemania. Otra empresa asturiana, Industrial Sarracina, se encarga de la mezcla de los sabores y el envasado.

Moondrinks tiene ahora capacidad para producir hasta 350.000 latas. "La edición es limitada, sólo lo hacemos en luna llena y en una sola localización. Pero nuestra intención es ampliar la producción a otros puntos de España, y también en el extranjero", apunta Nacho Alonso.

A principios de este mes los cuatro socios asturianos lo tenían todo preparado para envasar las primeras unidades de Moonwater, el 5 de octubre. Pero todo estuvo a punto de irse al traste, después de siete años de trabajo. "Los camiones con las latas procedentes de Alemania tenían que cruzar Cataluña y coincidió con los tumultos del 1 de octubre. Hubo avisos de que se cortarían las carreteras y nos temimos que no pudieran llegar a tiempo. Al final, llegaron, no pasó nada", cuenta Alonso.

El primer lanzamiento de Moonwater, 120.000 latas, tiene como destino locales de moda de Madrid, distribuidas por la empresa Comercial Ludasi. El precio recomendado por unidad es de 1,20 euros. El siguiente lanzamiento también se venderá a través de internet, con pedidos mínimos de cajas de 12 latas.

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