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El Gobierno desoye al presidente de Renfe: no habrá privatización aunque repita el PP

El Estado no abrirá el capital de la operadora ferroviaria pública ni siquiera en el caso de que el Partido Popular conservara el control del Gobierno, a pesar de que el presidente de la compañía, Pablo Vázquez, aseguró que sería la mejor medida para el futuro de la compañía.

  • Ana Pastor, ministra de Fomento

Renfe no seguirá el camino de AENA. La operadora ferroviaria pública seguirá al 100% bajo el control del Estado frente al criterio de su presidente, Pablo Vázquez, que aseguró en una entrevista publicada por Financial Times que lo mejor para la empresa sería someterse la estricta disciplina que imponen los mercados de capitales a través de una salida a Bolsa. Una posibilidad que ase esfumaría de inmediato si finalmente pudiera conformarse un Ejecutivo de izquierdas pero que tampoco verá la luz si el Partido Popular repite al frente del Gobierno.

El éxito de la privatización de AENA, al menos desde el punto de vista de los ingresos para las arcas del Estado y su excelente comportamiento en Bolsa, no ha cegado a los responsables del Ministerio de Fomento. A pesar de que Renfe ha cerrado en 2015 su primer año con resultados positivos, un proceso de privatización supondría realizar numerosos cambios y ajustes, como sucediera con el gestor aeroportuario. Un proceso largo y costoso que en el departamento que comanda, ahora en funciones, Ana Pastor, no terminan de contemplar como posible.

Pastor aseguró que bajo su mandato Renfe siempre sería una empresa pública y señaló que la garantía de futuro es que comienza a ser rentable

La pasada semana, la propia ministra en funciones aseguró que bajo su mandato Renfe siempre sería una empresa pública y señaló que la auténtica garantía de futuro de la compañía, más allá de una posible salida a los mercados, es el hecho de que comienza a ser rentable. No obstante, los auténticos motivos para no emprender el camino de la entrada de capital privado es la necesidad de realizar cuantiosos ajustes para preparar una Renfe que estuviera lista para atraer a los inversores.

En Fomento recuerdan que el proceso de AENA ocupó prácticamente toda la legislatura pasada debido a la profunda transformación que hubo que hacer de la empresa, incluyendo un ERE para más de 1.000 empleados. Un proceso que se produjo en mitad de los grandes ajustes que aplicó el Gobierno para reducir el déficit público y tratar de situarlo en las cotas que exigía la Comisión Europea.

Sin socio para mercancías

Una repetición de la jugada con Renfe no sería tan sencilla. Y menos aún teniendo en cuenta una circunstancia política: que toda la secuencia privatizadora de AENA se llevó a cabo con un Gobierno de mayoría absoluta del PP, algo totalmente descartado para el futuro inmediato aún en el caso de que el partido repitiera al frente del Ejecutivo, bien como consecuencia de un acuerdo de legislatura sorpresa en los próximos días, bien como resultado de unas próximas elecciones.

Además, en el Ministerio recuerdan que los procesos para introducir actores privados en el panorama ferroviario español no han dado frutos. El Ejecutivo ha buscado en vano un socio privado para la división de transporte de mercancías de Renfe, cuyo funcionamiento ha calificado Fomento en numerosas ocasiones de notablemente mejorable. El Gobierno estaba dispuesto a vender hasta el 50% de la compañía y buscaba principalmente un socio europeo. Pero los esfuerzos han sido en vano.

El Gobierno estaba dispuesto a vender hasta el 50% de la compañía y buscaba principalmente un socio europeo

Apertura del mercado paralizada

Tampoco ha llevado a buen puerto la introducción de un operador privado en la línea de alta velocidad Madrid-Levante, un proceso que paralizó el final de la legislatura pero que ya llevaba un considerable retraso debido a las reticencias de los potenciales operadores privados respecto a las condiciones ofrecidas por Fomento en el concurso público para obtener el título habilitante.

En la mencionada entrevista en Financial Times, Pablo Vázquez defendía las bondades de un proceso de privatización como el de AENA (es decir, que el Estado mantuviera una participación mayoritaria) con vistas al desarrollo futuro del sector ferroviario en Europa, cuando se abra la competencia por completo. Precisamente es el gestor aeroportuario en el que tiene la vista puesta el Gobierno con vistas a una posible privatización.

A día de hoy, sería mucho más factible la venta de un nuevo paquete de acciones de AENA que el paso de una parte de Renfe a manos privadas.

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