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El presidente de Renfe apuesta por una privatización al estilo AENA

Pablo Vázquez considera que lo mejor que podría pasarle tanto a Renfe como al Estado como propietario de la operadora ferroviaria es que ésta se sometiera a la estricta disciplina de los mercados. El presidente de la compañía pública apuesta en una entrevista publicada por Financial Times por una privatización al estilo de la que el Gobierno llevó a cabo la pasada legislatura con AENA.

  • Pablo Vázquez, presidente de Renfe, asegura que la privatización sería lo mejor para el futuro de la compañía

El futuro de Renfe debería pasar por un proceso de privatización. No se trata de una opinión cualquiera sino la del máximo responsable de la operadora ferroviaria pública, la única que actualmente presta servicio de transporte de pasajeros en España. Pablo Vázquez apuesta por una venta parcial de la compañía por parte del Estado y que este proceso se lleve a cabo, además, a través de una salida a Bolsa. Un proceso que será, eso sí, muy complicado incluso de plantear visto el futuro político al que se enfrenta España.

El presidente de Renfe ha manifestado su preferencia por una privatización de la empresa en una entrevista concedida al prestigioso diario británico Financial Times. Tras cerrar 2015 con beneficios, incluso un año antes de lo previsto, Vázquez afirma que lo que de verdad haría fuerte a Renfe sería convertirse en una empresa cotizada. “La mejor manera que tiene el Estado de mantener la fortaleza de Renfe es someterla a la disciplina del mercado”, apunta Vázquez en la citada entrevista.

“La mejor manera que tiene el Estado de mantener la fortaleza de Renfe es someterla a la disciplina del mercado”, apunta el presidente de Renfe

El modelo a seguir está claro: el del gestor aeroportuario AENA. El principal ejecutivo de Renfe apuesta por una privatización parcial del operador ferroviario a través de una salida a Bolsa que, no obstante, permitiera al Estado mantener una participación de control. En el caso de AENA, el éxito ha sido incuestionable: no sólo ha permitido que las arcas públicas ingresen algo más de 4.300 millones de euros sino que en apenas 13 meses como empresa cotizada ha doblado el valor del 51% que aún permanece bajo el control de la Administración.

Pese al éxito de la operación (cuestionada también por aquéllos que consideran que el Estado prácticamente regaló AENA por sacarla a Bolsa a precios demasiado bajos), el Ministerio de Fomento no se planteó un proceso similar con empresas como Renfe o Adif.  El presidente de esta última, Gonzalo Ferre, ha descartado en numerosas ocasiones esta opción aunque, en este caso, también influye el hecho de que el administrador de infraestructuras ferroviarias está lejos de ser una empresa rentable.

Hacia un operador internacional

Sin embargo, Renfe ya no está en esa situación. La compañía cerró 2015 con un beneficio de 37 millones de euros gracias a las políticas de contención de costes y al tirón de la alta velocidad. Pero Vázquez considera que estos números no son por sí mismos significativos sino que lo importante es el mensaje que se manda al mercado: la empresa ferroviaria pública española no sólo es capaz de operar una de las mayores redes de alta velocidad del mundo sino que además lo hace de forma rentable.

Vázquez considera que el foco de los mercados haría aún más fuerte a Renfe con vistas a competir con otros grandes operadores públicos europeos que podrán actuar en España a partir de 2022, cuando entre en vigor el cuarto paquete de medidas liberalizadoras del sector de la Unión Europea.

La privatización también permitiría a Renfe cubrir una de sus necesidades actuales, en opinión de su presidente: convertirse en un operador internacional. Lo hará en la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina (Arabia Saudí), cuyas obras finalizarán en los próximos meses. Pero Vázquez considera que también debería estar presente en mercados como los de los países de Latinoamérica.

Obstáculos políticos

Una hipotética privatización de Renfe precisaría de un Gobierno firme que impulsara el proceso. Una circunstancia que, hoy en día, parece poco menos que quimérica. Sin ir más lejos, la salida a Bolsa de AENA estuvo plagada de dificultades y no pocas discrepancias en el seno del Gobierno central, que gozaba de mayoría absoluta en el Parlamento.

Si, además, el Ejecutivo resultante cuenta con mayoría de izquierdas, la posibilidad de convertir a Renfe en una empresa cotizada se esfumaría casi por completo.

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