Un Alvia S-730, el mismo tren híbrido que descarriló fatalmente el pasado 24 de julio a tres kilómetros de Santiago dejando la friolera de 79 muertos, sufrió el pasado 17 de septiembre –anteayer martes- una avería en el sistema de freno a la altura de A Coruña que retrasó el tren aproximadamente dos horas. El Alvia partió de Ferrol rumbo a la Estación madrileña de Chamartín, a diferencia del siniestrado hace casi dos meses, que cubría el trayecto inverso y se salió en una curva en el barrio santiagués de Angrois.
La incidencia aparece en el parte de incidencias de Renfe Operadora, al cual ha tenido acceso este diario. Al parecer, el Alvia viajaba con 63 pasajeros a bordo y había salido del municipio ferrolano a las 7.15 horas de la mañana. “Detenido en A Coruña por avería en el freno”, se puede leer. “El maquinista intenta repararla”, completa el parte.
Por lo que se ve, el conductor no pudo solucionar el desperfecto y el tren llegó a Chamartín con cerca de dos horas de retraso. Hubo que cambiar la máquina locomotora, según varias fuentes. “Reinicia en A Coruña con 121014 a Ourense y transbordo a rama de Pontevedra”.
Averías cada semana
Este medio no ha podido conocer la relevancia de la avería. Tras el suceso del 24 de julio, trascendió que el sistema de señalización ERTMS (el más moderno) del S-730 daba problemas de software desde junio de 2012 en la red ferroviaria gallega, razón por la cual se decidió sustituirlo provisionalmente por el más antiguo ASFA (que frena el tren si se superan los 200 kilómetros por hora, mientras que el Alvia malhadado circulaba a 180). También en julio del año pasado Renfe expedientó a Talgo por incidencias y fallos similares a los del martes, que retrasaban los trenes y obligaban a indemnizar a los pasajeros cada dos por tres.
Los desperfectos no terminan ahí: continúan ocurriendo hasta “un par de veces a la semana”, apuntan fuentes de Renfe Operadora desde el anonimato. El domingo, Europa Press reportó una incidencia similar en otro Alvia Madrid-A Coruña, comportando un retraso de 45 minutos. Y coincide con la instrucción de la tragedia de Santiago, que está dejando en evidencia a la cúpula directiva de Adif, cuyas maniobras para retrasar la declaración de testigos confunden incluso a los propios imputados del gestor ferroviario.