Este domingo, los viajeros conocerán una Renfe distinta, y no por la liberalización ferroviaria que está a punto de arrancar. El cambio lo notarán fundamentalmente los usuarios de la clase Preferente, los que pagando más por el billete reciben comida, tentempiés, aperitivos o periódicos en asientos más cómodos que los de clase Turista. Un servicio que va a desaparecer dentro de cuatro días, según ha sabido este medio a través de fuentes en Renfe Operadora. En lugar de un almuerzo, un carrito recorrerá la clase VIP ofreciendo platos, bocadillos y bebida, todo de pago.
Esta es la idea central de un plan de contención de gastos que Renfe presentará inminentemente y que está sujeto a cambios: el objetivo confeso es abaratar el billete de Preferente. La medida copia no solo el modelo de los aviones, sino el del resto de trenes europeos, en los que apenas se ve un servicio tan distinguido como el que ofrece el operador español, con menús para diabéticos, celiacos, judíos o musulmanes, por citar varios ejemplos.
Aunque la empresa estatal concretará más detalles en los próximos días, algunas fuentes aseguran que el AVE mantendrá el servicio de restauración los fines de semana. En el resto de trenes de Larga y Media Distancia, incluidos los de alta velocidad que no son AVE (Avant, Alvia, Altaria, Talgo, Euromed), quien quiera comer tendrá que adquirir productos del carrito o dirigirse a la cafetería.
La clase VIP del AVE mantendrá el catering los fines de semana, aunque todo está sujeto a cambios
Precisamente, Renfe introduce estos cambios con la vista puesta en mantener el servicio de cafetería en los trenes que ya la llevan (otros, como el Avant, solo cuentan con máquinas expendedoras). Hace poco, un runrún ha recorrido las redes sociales informando de que ésta sería suprimida. Pero de acuerdo con lo que ha sabido Vozpópuli, la cafetería continuará funcionando y solo se quitará, si es que se hace, en trenes internacionales, que son un pozo de pérdidas para la compañía, caso del Tren Hotel Lusitania que conecta Madrid con Lisboa.
Medio millar de despidos
Que iba a haber ciertos recortes en el servicio ofertado era un hecho, sobre todo desde que Ferrovial se hiciera con el contrato de restauración hasta 2017, antes en manos de Cremonini. La empresa de la familia Del Pino se impuso en unos pliegos que le salen al operador ferroviario por 62 millones al año, 20 menos que lo que costaba anualmente Cremonini.
El recorte contractual no solo afecta a la clase Preferente, sino que tiene consecuencias laborales. Con el nuevo contrato, podrían peligrar unos 500 empleos que venían prestando el servicio con la antigua adjudicataria, según ha denunciado el sector ferroviario de Comisiones Obreras (CCOO).
Estos recortes responden a una lógica mayor: la política tarifaria de Renfe basada en una agresiva reducción de precios ha tenido mucho éxito en cuanto a la demanda, pero también es un agujero para las cuentas de la compañía. La dirección calcula que perderá cerca de 200 millones de euros al final del ejercicio. Coger un tren de alta velocidad sale ahora un 11% más barato que antes de la actual estrategia (que arrancó en febrero).