Cambio de planes sobre el futuro de Repsol en el capital de Gas Natural Fenosa, compañía en la que controla el 30%. La petrolera que preside Antonio Brufau lleva más de un año deshojando la margarita de si vende o no este paquete histórico, que le mantiene como socio de referencia de la compañía junto a La Caixa (33%), para destinar esa inyección de liquidez a la compra de una compañía internacional o activos individualizados en mercados maduros de la OCDE, con especial atención a EE.UU., Canadá y Noruega, entre otros.
Hasta hace poco, ese paquete del 30% ha estado en venta y por él se han interesado innumerables inversores internacionales, entre ellos los gigantes asiáticos Temasek (Singapur) y Sinopec (China), empresas que ya mantienen estrechas relaciones con Repsol.
Pero la dirección de la petrolera ha cambiado de idea y ha decidido descartar la venta de este 30%, cuya valoración actual se sitúa en 6.970 millones de euros después del rally alcista que ha revalorizado las acciones de la gasista catalana un 25% en lo que va de año.
El argumento para el cambio de estrategia es de libro, señalan fuentes financieras. El objetivo que buscaba Repsol con la puesta en venta del paquete era la obtención de cash para afrontar nuevas compras internacionales en mercados maduros, una vez zanjada la frustrada aventura argentina.
El 30% de Gas Natural es un activo rentable y seguro para Repsol, que ya vale 6.970 millones tras una revalorización del 25% desde enero, pero que ahora no necesita vender
Pero según las fuentes consultadas, la petrolera codirigida por Brufau y su número dos, Josu Jon Imaz, es consciente de que ese cash se puede obtener ahora en los mercados financieros a muy buenos precios. "El dinero está barato en los mercados y las grandes empresas están aprovechando esta ventana de oportunidad para obtener liquidez. Sirva de ejemplo el caso de Iberdrola, que estos días ha cerrado una emisión de bonos por 500 millones de euros con un cupón del 1,875%, el más bajo fijado por una compañía española para operaciones a 10 años", añaden estas fuentes.
Y es más rentable ahora mantener un valor seguro como Gas Natural, con una razonable rentabilidad por dividendo (en torno al 4%), que venderlo para financiar compras.
Sin vender el 30% de la gasista ni acudir a los mercados, Repsol ahora mismo cuenta con "disponibilidad inmediata de unos 10.000 millones de euros entre cash (aquí se incluye la venta de los bonos argentinos y del último paquete que tenía el grupo en YPF) y líneas de crédito", señalan estas fuentes financieras.
Repsol dispone de una liquidez inmediata de 10.000 millones de euros procedentes de la venta de los bonos argentinos y del paquete de YPF, así como de líneas de crédito activas
Ahora toca encontrar la oportunidad de compra de esos activos o esa petrolera que por ahora se le resiste al grupo, para activar, llegado el caso, los mecanismos de financiación en los mercados internacionales.
Repsol estuvo tanteando, sin éxito, la compra del grupo canadiense-colombiano Pacific Rubiales y en los últimos meses cobró fuerza la opción de Talisman Energy, una compañía también canadiense cuya valoración de mercado ronda los 15.000 millones de dólares (11.500 millones de euros).
Hubo conversaciones avanzadas tanto para la compra de la compañía al completo como para la adquisición de activos individualizados (yacimientos de Blane, Gyda, Varg y Rev), pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y están paralizadas en estos momentos.
Repsol está analizando otras posibilidades de compra, que van desde activos no convencionales (fracking) a nuevos activos en fase de exploración y producción pasando por empresas que de una forma u otra podrían estar en venta, como son Marathon Oil o Sunridge Energy, entre otras.
Mientras tanto, en la sede de Repsol en la madrileña calle de Méndez Álvaro se respira una sensación de relativa calma que no se había vivido en muchos años. Brufau ha conseguido mantenerse al frente del grupo, cediendo parte de su cuota de poder ejecutivo a su consejero delegado.
El conflicto con Argentina ya es cosa del pasado y la guerra interna abierta por Pemex para desbancar al ejecutivo de Mollerusa de la presidencia terminó con la salida del grupo estatal mexicano del capital de la española, donde llevaba más de 30 años.
Ahora, Repsol sin YPF es una petrolera de tamaño medio que busca ganar envergadura con nuevas compras internacionales, si bien hasta ahora la estrategia no ha dado resultado.