La dirección de Repsol ya empieza a dar carta de realidad al mandato recibido en el último consejo de administración, celebrado el pasado 26 de junio, para retomar las negociaciones con el Gobierno Kirchner con el objetivo de conseguir “una justa compensación” por la expropiación de YPF.
La petrolera española y uno de sus accionistas de referencia, Pemex, que controla el 9,3%, están trabajando en la creación de una comisión de negociación que integrará a tres miembros de cada empresa y se encargará de tender puentes con el Gobierno argentino.
El equipo de Repsol estará encabezado por Tomás García Blanco, Director Ejecutivo de Exploración y Producción, buen conocedor del país pues estuvo allí destinado como alto directivo de YPF durante años; por parte de Pemex, será el propio Emilio Lozoya, actual máximo ejecutivo de Pemex y hombre de confianza del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, el que lidere los nuevos contactos con la Casa Rosada.
Según confirman varias fuentes cercanas al accionariado de Repsol, el objetivo es aprovechar la buena relación que mantiene Pemex tanto con el Ejecutivo argentino como con la actual dirección de YPF, encabezada por Miguel Galuccio, para tratar de arrancar un buen acuerdo que satisfaga a todas las partes.
De hecho, Lozoya ya ha mantenido contactos con el Gobierno de Kirchner para participar en el desarrollo de Vaca Muerta, el valioso yacimiento de gas y petróleo no convencional que ha sido la causa principal de que Kirchner expropiara el 51% de YPF a Repsol. Y en el proceso de esas negociaciones se trajo, además, para España una propuesta de acuerdo que fue rechazado de plano por todo el consejo de Repsol, por ser considerada insuficiente a todas luces.
El conflicto en Argentina ha supuesto la ruptura definitiva de Brufau con Fainé y ha tensado también las relaciones con el otro accionista histórico, la estatal Pemex
Los movimientos de Pemex en Argentina estuvieron a punto de romper la histórica relación accionarial de la mexicana y Repsol, ya que la española había amenazado con demandar a todo aquel inversor o petrolera que aprovechase la expropiación de YPF para hacer negocios con unos yacimientos que hasta hace poco más de 15 meses le pertenecían.
Lo mismo ocurrió con Isidro Fainé, presidente de La Caixa, que se vio dos veces con miembros del Gobierno argentino y trajo una propuesta cuyo frontal rechazo por parte de Brufau provocó la ruptura total entre ambos.
Pemex, pese a ser accionista de referencia y ser consciente del malestar que generaría en Madrid, no dudó en acercarse a Galuccio para tantear proyectos de inversión conjuntos con YPF en Vaca Muerta, en línea con el mandato del presidente Peña Nieto de dar prioridad a la expansión de la petrolera estatal por América Latina.
De ahí que Pemex haya comunicado al supervisor de la Bolsa de México que la participación del 9,3% en Repsol es susceptible de ser vendida. Para el presidente Peña Nieto ahora es más importante que Pemex esté en Argentina y en otros países del entorno que agazapada en el capital de Repsol, confirman fuentes empresariales mexicanas.
Peña Nieto prefiere Argentina a España y ha dado un mandato a Lozoya: si no hay acuerdo, Pemex venderá su 9,3% de Repsol para volcar sus inversiones en el país austral
Pero pese a que Pemex ha tensado la cuerda con el presidente de Repsol, Antonio Brufau, y que junto a Sacyr trató de desbancarle de la presidencia en 2011, ahora parece estar decidido a contribuir a que el conflicto por YPF llegue a su fin. Ya sea para poder participar junto a Repsol en los yacimientos que se obtengan tras una posible salida pactada y la creación de una sociedad conjunta o, de otra forma, para que Argentina compense a Repsol por la expropiación, la española salga definitivamente del país austral, Pemex venda su 9,3% y pueda invertir sin problemas en Vaca Muerta.
La Caixa y Sacyr respaldan la creación del comité negociador con la esperanza de recibir una "justa compensación" tras la expropiación del 51% de YPF
Las negociaciones de Repsol y Pemex con Argentina a través de la nueva comisión conjunta cuentan con el visto bueno de La Caixa (14%) y Sacyr (10%), los otros dos accionistas de referencia de Repsol. Al igual que el resto del consejo de administración de la petrolera, que aprobó por unanimidad un hecho relevante que apostaba por las negociaciones con Kirchner.
"El consejo de Repsol y su equipo directivo se felicitan por el interés del Gobierno argentino de alcanzar una solución negociada y esperan que mantenga una actitud abierta al diálogo, al igual que Repsol, a fin de intentar alcanzar un acuerdo, negociado a través de los cauces societarios, con la necesaria serenidad y equilibrio, y que represente la satisfacción de una justa compensación y la finalización de las reclamaciones por la expropiación", rezaba el hecho relevante enviado a la CNMV.
Fuentes oficiales de Repsol negaron ayer a Vozpópuli que Repsol haya puesto en marcha una comisión conjunta con Pemex para retomar las negociaciones. Hasta el consejo del pasado 26 de junio, la dirección de la petrolera había volcado sus esfuerzos en las vías judicial y arbitral a nivel internacional para exigir a Argentina 10.500 millones de dólares en compensación por la expropiación.
Pero tras el último consejo se ha impuesto la vía negociadora, eso sí, no para aprobar cualquier oferta (las traídas hasta ahora por el presidente de La Caixa, Isidro Fainé y por Pemex eran leoninas para la empresa española) sino para tratar de conseguir un buen acuerdo que ponga fin a la batalla judicial y arbitral, que podría demorarse años sin que haya garantías claras de que Argentina aceptase pagar tras las sentencias o laudos pertinentes.